Lo primero que te dice el jefe cuando llegas a un nuevo trabajo es: “aquí nadie es indispensable”. Es una estrategia de ninguneo un tanto anticuada –supongo que los nuevos patrones de gestión empresarial se sustentan más en motivarte que en hacerte sentir poca cosa— pero así pretenden algunos subalternos del patrón salvaguardar los intereses de la casa, poniéndote en tu lugar desde el momento mismo en que aterrizas en la empresa.
Y, pues sí, un empleado excesivamente pretencioso y pagado de sí mismo no es la persona idónea para trabajar en equipo, por no hablar de las exigencias que comenzará a plantearle a sus contratantes cuando alcance algunos mínimos resultados o en el momento, en efecto, en que comience a sentirse insustituible.
Los humanos somos consustancialmente vanidosos y buscamos siempre el reconocimiento de los demás. Muy pocas son las personas que guardan una ejemplar modestia o que no buscan protagonismo alguno y, para mayores señas, reconstruyan ustedes las conversaciones que han entablado recientemente con los demás, unas charlas aderezadas de jactancias la mayor parte del tiempo, así sea que los logros del presuntuoso sean muy menores y que a nadie, salvo a su muy engreída personita, le importen.
Pues bien, retomando la sentencia de que todos los individuos de la especie estamos destinados a ser primigeniamente secundarios, eso no es en lo absoluto cierto en el universo del futbol. Más bien, todo lo contrario: hay jugadores cuyos talentos son totalmente imprescindibles y figuras que no sólo impulsan a su equipo sino que marcan toda una época. Ahí lo tenemos al Rey Pelé y a tantos otros de su calibre. Si Messi no juega el espectáculo se derrumba y, miren ustedes, la presencia de Cristiano Ronaldo en el partido que tendrá lugar entre el Tri y la selección portuguesa –en la reinauguración del estadio Banorte (me pregunto, por cierto, cuánto tiempo más seguirán los aficionados llamándolo estadio “Azteca”), es la madre de todas las incógnitas futbolísticas en estos momentos.
Estas disquisiciones vienen a cuento de cara a la gran final que jugarán hoy los Tigres y el Toluca y se derivan de una ausencia, la de Alexis Vega en las filas de los choriceros. En contrapartida al triste papel que terminó por desempeñar con mis Chivitas, el delantero se ha convertido en una pieza fundamental del conjunto comandado por el Turco Mohamed hasta el punto de que circulan versiones de que podría saltar a la cancha infiltrado para mitigar las molestias de su lesión muscular.
Ya lo veremos pero, por lo pronto, en el balompié hay figuras, ahí sí, tan indispensables que pueden inclinar totalmente la balanza de un campeonato. Pues eso.