Un vistazo a 2025

Ciudad de México /

Volviendo la mirada hacia los doce meses que han transcurrido en este agitado 2025 (ustedes perdonarán el cliché, amables lectores, resulta que todos los años del Señor han sido “agitados” desde que este escribidor tiene memoria pero hay que ajustarse a lo que mandan los cánones del periodismo callejero), celebro con la correspondiente mezquindad que los gallardos choriceros del Toluca hayan conquistado su segundo título consecutivo, en directísimo perjuicio del odioso América aunque, debo decirlo, este festejo es transitorio, temporal y pasajero porque mis aviesos designios, sin que pueda intervenir en manera alguna para que se hagan realidad, es que ese equipo bicampeón alcance tres campeonatos seguidos en los torneos cortos y que, de tal manera, les baje los humos, como se dice coloquialmente, a las pretensiones “históricas” de los de Coapa, igualando las conquistas que tanto cacarean sus presuntuosos seguidores.

Y, bueno, doña Selección Nacional de Patabola se prepara para pasarle encima al poderosísimo equipo de Sudáfrica en su presentación ante la sociedad futbolística mundialista siendo que sus logros, es un decir, son bien magros y que no sabemos hasta que punto pueda el aguerrido Aguirre enmendar los entuertos con unos jugadores –dicen los que saben o los que pretenden saber— que no dan el ancho, aunque en mi muy personalísima visión de las cosas yo no los haya encontrado tan carentes de talento ni tan incapaces sino razonablemente empeñosos.

Finalmente, y ya en un plan desaforadamente nacionalista, resulta que se han vuelto a dorar los blasones de nuestro distinguido compatriota, Sergio Checo Pérez, al no cumplir con los deberes sus sucesores –el arrogante Liam Lawson, al que los mandamases de Red Bull echaron luego de dos miserables carreras nada más, y el sufrido Yuki Tsunoda, que no pudo tampoco desempeñar cabalmente su papel de escudero del no enteramente simpático Verstappen— y no alcanzar entonces el equipo austriaco ni el campeonato de constructores ni alzarse su corredor estrella con el título. ¡Lero, lero!, como entonaban en el colegio mis crueles compañeritos y, ya más actualizado, que con su pan se lo coman el Helmut Marko, que ya ni está, y Christian Horner, al que pusieron fulminantemente de patitas en la calle.

Eso sí, falta ver cómo le va al corredor tapatío en el Cadillac Formula 1 Team, pero eso ya será en el 2026 que tenemos en puerta y, justamente, queridos lectores, ¡mis mejores deseos para todos ustedes!


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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