Ebrard no resultó confiable, ¿Sheinbaum sí?

Ciudad de México /

A Marcelo Ebrard era a quien le tocaba ocupar ahora la Presidencia de la República. Se hizo a un lado, en su momento, para que López Obrador fuera el candidato a la suprema magistratura de la nación y ahí supusimos todos, si es que las reglas no escritas de la política siguieran teniendo vigencia, que ese gran favor le sería debidamente retribuido.

Pues no, miren ustedes. El hombre, a pesar de su sacrificio personal y la lealtad que se le podía adivinar al haber protagonizado tan desprendido gesto, no terminó de resultarle enteramente confiable al supremo elector.

No estamos hablando de la buena disposición del antiguo mandamás de Ciudad de México ni de su (temporal y fatalmente circunstancial) sumisión al jefe máximo —el mismísimo proceder que ha desplegado Sheinbaum durante todo este tiempo— sino de lo que pudiere hacer en cuanto se hubiere ya apoltronado en la silla presidencial, o sea, las políticas públicas que pudiere implementar y las decisiones que le viniere en gana tomar.

Ebrad es un tipo cosmopolita, enterado de cómo funciona el mundo e instruido pero, sobre todo, inocultablemente más moderno que el actual mandatario. Esos no fueron puntos a su favor, sin embargo. Todo lo contrario, le restaron posibilidades porque ese perfil no garantizaba la continuidad, como una copia al carbón, del estilo de la casa.

En lo referente a la Presidenta electa, sigue siendo un enigma en tanto que no sabemos si en ciertas circunstancias comenzará a hablar con voz propia o si será una mera prolongación, en todos los sentidos, de su mentor.

Pero, es un hecho que mereció toda la confianza de quien decidía las cosas y también hemos visto que ha respondido, así fuere para la galería o como parte de una estrategia suya de muy altos vuelos, a todas y cada una de las fórmulas confeccionadas en el palacio presidencial.

Es absolutamente asombroso el desembarazo con el cual los políticos tragan sapos. El mentado Ebrard se puso un tanto respondón cuando le comunicaron que los astros no se habían alineado —en Morena, esto es— para que fuera el candidato de candidatos. Pasaron algunos días y la rebelión en la granja se diluyó sin mayores consecuencias visibles. Es más, el hombre estará en el futuro gabinete y con un cargo nada menor. Algo es algo, pensándolo bien y ya de regreso en el redil.

La gran pregunta, ahora mismo, sigue siendo si el siguiente sexenio será más de lo mismo —nos han anunciado, por lo pronto, que seguirán las conferencias matutinas— o si la futura Presidenta tomará una ruta diferente.

Dicho de otra manera, nos encontramos ante algo que pudiere ser, llegado el momento, la gran equivocación de López Obrador: haber confiado en un Ebrad de sexo femenino. Lo sabremos dentro de algunos meses y las señales que vendrán del rancho de Tabasco serán de lo más claras. 


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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