Empantanados en los problemas de siempre

Ciudad de México /

Así como han estado las cosas, así como siguen ahora y así como las está afrontando el régimen de la 4T, podríamos afirmar que está en juego la viabilidad misma de la nación.

Tan alarmista enunciado parecería un ejercicio de temerario catastrofismo pero el asunto es que los problemas de México son morrocotudos, descomunales y monstruosos — con perdón del rosario de adjetivos— y que la creciente dejadez de los actuales operadores del aparato público, no sólo desentendidos de tomar las decisiones que se necesitan para transformar de veras la realidad sino sorprendentemente ineptos (inclusive en comparación con sus predecesores), anuncia un futuro muy negro.

Hablando en alguna ocasión con un natural de Uruguay, me detalló que sus compatriotas cuentan con tres certezas en lo que toca a su experiencia de vivir la vida en ese pequeño territorio suramericano: buena educación, servicios de salud universales y pensiones garantizadas para su vejez.

Con eso, los ciudadanos de cualquier país se darían por satisfechos, añadiendo, desde luego, el tema de la seguridad. Estamos hablando, en todo caso, de la presencia del Estado en el ámbito nacional y del papel que desempeña como proveedor de bienestar: lo escalofriante de la situación que atraviesa México en estos momentos es, justamente, que el Estado ya no opera, en los hechos, en una tercera parte de nuestro territorio, según las estimaciones de algunos organismos: zonas del suelo patrio donde los delincuentes mandan, corrompen, matan, secuestran, extorsionan y terminan por instaurar, suplantando a la autoridad legal, el más nefario de los sistemas: una destructiva fórmula de extracción de rentas en la que ya no es el Gobierno quien recauda impuestos sino las organizaciones criminales en detrimento de la economía de regiones enteras.

Pues, a propósito de esto mismo, ¿qué podemos decir de un país en el que la recaudación de impuestos es de por sí de las más bajas globalmente? ¿Qué posibilidades tiene de llevar a cabo políticas sociales un Estado en el que la mitad de la población económicamente activa trabaja en los sectores informales? Y, estando así, ¿se habla siquiera de que el actual régimen va a emprender una gran reforma fiscal? No. El asunto no figura en la agenda.

Es urgentísimo. Pero…


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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