¿Tan costosa ha sido la declinación de Beatriz Paredes? No entiendo la argumentación de que Alito Moreno pretendía debilitar al Frente Amplio al reconocer que la aspirante presidencial del PRI no contaba con la ventaja suficiente para desbancar a Xóchitl Gálvez y, consecuentemente, disponer, en su condición de mandamás, que la maquinaria de su partido no apoyara ya la participación de la senadora en la carrera que se iba a decidir el próximo domingo.
Tal vez Paredes desistió ante tal circunstancia pero, por lo pronto, ya no va a ser necesaria la consulta con ciudadanos previamente inscritos en una plataforma digital: Xóchitl irrumpe en el escenario como la contendiente coronada.
En el peor de los casos, este desenlace se pudiere atribuir a una imposición del referido Alito, resultante de la verticalidad que reina en los partidos políticos. Pero, al mismo tiempo, hay que resaltar que, en sí misma, la renuncia de un competidor no tiene por qué ser tan nefaria: varios contrincantes han tirado ya la toalla. ¿Por qué no admitir, serenamente, que una de las pretendientes siguió ahora los mismos pasos que Santiago Creel y Enrique de la Madrid?
Las encuestas no favorecían a Paredes y ese hecho hubiere podido llevarla a tomar la decisión por cuenta propia. El dirigente máximo del PRI aprovechó muy seguramente la circunstancia para llevar agua a su molino aunque, con perdón, a este escribidor no le quedan tampoco demasiado claros los provechos que estuviere cosechando, más allá de que haya podido fortalecer internamente a su grupo en oposición a otras corrientes, entre las cuales se encontraría la de Paredes.
Ahora bien, la arremetida del oficialismo a raíz de la posible declinación de la última contendiente no es un asunto sustantivo: hagan lo que hagan las fuerzas del Frente, los ataques, descalificaciones y denuestos seguirán estando de cualquier manera en el menú. El señalamiento de que Xóchitl fue impuesta por una camarilla de “conservadores” no merece tampoco mayores prevenciones en tanto que es algo totalmente esperable ni mucho menos debe ser tomado en cuenta para impugnar la declinación de Paredes o para atribuirle a Alito la perversidad de estar alimentando la maquinaria propagandística de la 4T.
En fin, tan sencillo como que terminó por ganar la que iba ya ganando.