Los pueblos, muchas veces, cavan su propia tumba

Ciudad de México /

Los pueblos se equivocan. Esto no lo dice el gobernante que saca provecho, justamente, de glorificar machaconamente al “pueblo” para erigirse en su máximo y absoluto representante.

¿Quién critica públicamente al pueblo? Nadie. Pero, quienes hablan en su nombre y lo utilizan de supremo pretexto para todo, en realidad lo desprecian profundamente.

De otra manera no empobrecerían a las masas, ni les quitarían las más esenciales libertades, ni les impondrían un régimen de humillante sometimiento.

Nos referimos al nefario populismo de la izquierda chavista, desde luego. Aunque, miren ustedes, los súbditos del Reino Unido se dejaron también engatusar por el canto de sirenas que entonaban los politicastros de turno y se embarcaron en la catastrófica empresa de repudiar a la Unión Europea. Les vendieron la misma historia de siempre, a saber, la entelequia de la “soberanía” y, embelesados con la promesa de recobrar soberbias potestades, votaron a favor del Brexit. Lo dicho, los pueblos se equivocan.

Los simpatizantes de Donald Trump —hablando de quienes responden a las bravatas de un matón de barrio— son de una subespecie absolutamente extraña e indescifrable. Si vuelve el hombre al poder, desaparecerá el mundo que conocemos ahora. El actual orden geopolítico se sustenta en el reconocimiento colectivo de ciertos valores e intereses comunes. Por eso, las naciones democráticas se han movilizado para apoyar a Ucrania y atajar la intentona imperialista del tirano Putin.

Lo primero que hará Trump es quitarle las ayudas al régimen de Zelenski y dejar desamparados a los ucranianos. Los heroicos esfuerzos de los miles y miles de combatientes que han defendido su patria no habrán servido entonces de nada.

Caerá Ucrania y un déspota opresor se alzará con la victoria. Luego será el turno de otras naciones, desde luego, porque el tirano envalentonado no se detendrá ya en su carrera invasora. Y, estamos hablando meramente de uno de los desmedimientos que impondrá Trump. El pueblo, se dice, lo va a elegir presidente de la nación más poderosa del planeta. Pues…

Otro pueblo, el de Venezuela, apoyó en las urnas a un demagogo destructivo y autoritario. Su sucesor consumó la tarea de instaurar el nefastísimo “socialismo del siglo XXI” y el derrumbe del que fuera uno de los países más prósperos de nuestro subcontinente es tan devastador que más de ocho millones de venezolanos han dejado el terruño.

Aquí también nos podemos equivocar…


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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