¿No tengo medicinas? ¡Es culpa del PRIAN!

Ciudad de México /

El llamado voto de castigo resulta del descontento. Los naturales de un país responsabilizan de su desdicha ciudadana a los encargados de la cosa pública y, llegado el día de las elecciones, les pasan factura.

Lo interesante del resultado electoral que acaba de tener lugar en el Estado de México es que los platos rotos los ha pagado el PRI siendo que las más funestas políticas públicas no han sido de su autoría en los cinco años que llevamos de “transformación” histórica de la vida nacional sino que las ha perpetrado, por decirlo de alguna manera, el régimen de doña 4T.

Me permito una fugaz enumeración de las plagas bíblicas que nos han caído encima desde que comenzó la sacudida social que encabezan los que echaron del poder a la “minoría rapaz” que nos había sojuzgado durante tantas décadas: escalofriante violencia, muerte de 700 mil mexicanos durante la catastrófica gestión del SARS-CoV-2, millones de compatriotas privados de servicios de salud al ser cancelado el Seguro Popular, aumento de la pobreza extrema, estrategia de acoso y derribo de las instituciones de la República, desaparición de las guarderías para las madres trabajadoras, extinción de las escuelas de tiempo completo e imposición de una devastadora austeridad presupuestal —quitándole recursos esenciales a organismos y programas— para financiar proyectos de muy dudosa rentabilidad (y, naturalmente, para costear las políticas asistencialistas de siempre).

De lo otro —la militarización del aparato público, el desacato a las resoluciones legales, la violación de las leyes inscritas en nuestra Carta Magna, el acoso a los magistrados del Poder Judicial y las acusaciones dirigidas a periodistas, con nombre y apellido, aduciendo que sus posturas críticas o sus meros cuestionamientos a los modos de llevar los asuntos de interés general se derivan de intereses espurios— de esto otro, repito, no hablamos siquiera porque a la mayoría de la gente le tiene sin cuidado.

Lo que sí es muy sorprendente, justamente, es que los votantes no hayan respondido en las urnas a la directa afectación de sus intereses y a la constatación, a partir de la experiencia de las durezas de su cotidianidad, de que las cosas no han cambiado ni están mejor. No, la culpa de todo la sigue teniendo el PRIAN.


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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