¿Qué gana Ebrard?

Ciudad de México /

El ex canciller parece haber abandonado las filas de partido oficial y se ha dado un plazo, suponemos, para emprender oscuras negociaciones y avisarnos, pasado mañana, de qué va la cosa. 

Podría decidir seguir en Morena y cosechar así el premio de consolación que le han prometido, podría ser el abanderado presidencial de Movimiento Ciudadano (MC) o podría inclusive cometer altísima traición y sumarse a las fuerzas del Frente Amplio.

No lo sabemos todavía pero hay gente —asesorada por el mismísimo Maquiavelo, así sea en sesiones espiritistas— que imagina muy truculentas componendas: la defección de Ebrard no resultaría de un impulso suyo ni obedecería a que no logró ser entronizado (siendo que él, en su momento, le cedió generosamente el paso al supremo elector y que merecía entonces la correspondiente contraprestación) sino que sería meramente una puesta en escena, un arreglo convenido con el referido jefe máximo para dinamitar la carrera de Xóchitl Gálvez hacia la presidencia de la República.

No se entiende muy bien cuál es el beneficio inmediato de que Ebrard haya cuestionado el proceso de selección del tal “Coordinador Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación” —coordinadora, en este caso, obviando el mentiroso título con el que pretenden enmascarar una candidatura del tamaño de una casa— haciéndolo aparecer como un procedimiento desaseado.

Pero ésa no es la interrogante que pudiéremos plantearnos, más allá de lo sorprendente que haya sido un acto de rebelión que desafía directamente la consigna de obediencia y unidad dictada desde las alturas.

La primerísima pregunta es diferente: ¿qué gana Ebrard sirviendo de peón en parecido enjuague? ¿Le sirve de algo participar en la supuesta componenda siendo que su gran aspiración no es otra que llegar a ser el presidente de México? ¿Cuál sería su recompensa final por prestarse al numerito: ser nuevamente el encargado de Exteriores, volverse el mandamás en el Senado o, tal vez, esperar otros seis años para ver si se alinean milagrosamente los astros y se cumple, ahí sí, su muy personal profecía?

Este escribidor consulta de igual manera su bola de cristal y los indicios observados lo llevan a pronosticar un desenlace que se conecta mucho más con las aspiraciones que le adivina al ciudadano Ebrard: el hombre, en todo caso, estaría negociando frenéticamente con Dante Delgado para ser ungido como el único y absoluto candidato presidencial de MC. Lo haría para servir sus propios intereses, es decir, con el convencimiento particular de que esa plataforma lo podría llevar a encaramarse hasta la silla máxima de la nación.

Lo demás, el hecho de que sus pretensiones se vuelvan de pronto viables y de que la materialización de su candidatura pudiere influir en los resultados de las votaciones en 2024 —afectando a las fuerzas opositoras, en primer lugar—, sería algo periférico. Aunque, hay que decirlo, todo un regalo al oficialismo. Por eso, muy seguramente, el actual primer mandatario no parece demasiado disgustado. Este lunes sabremos si habrá tres competidores en la arena.


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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