Con la novedad de que el socialismo del s. XXI, la entelequia populista promovida por el régimen cubano y sus satélites en nuestro subcontinente, se bate en retirada ante la resurrección de la “derecha”, entendida esta –con perdón de los izquierdosos que proyectan las oscuridades de su inconsciente tildándola de “fascista”— como una fuerza política democrática, abierta a la realidad del libre mercado y, pues sí, tradicionalista en cuestiones como el matrimonio entre parejas del mismo sexo, el alegre consumo de drogas, la interrupción temprana del embarazo y algunos otros temas más.
El inefable Pedro Castillo, aspirante a cacique en el Perú, intentó consumar un golpe de Estado, ni más ni menos, pero ocurrió que no fue secundado por nadie y su propia vicepresidenta, repudiada aquí por los adalides de doña 4T, fue quien tomó las riendas de la nación, así fuere que luego la hayan defenestrado inclementemente los señores parlamentarios del Congreso peruano.
Ecuador fue también territorio avasallado por los estatistas demagogos y tuvo su buena cuota de caudillismo bajo la muy turbia égida de Rafael Correa, quien aplicó alegremente la receta socialista de nacionalizaciones y asistencialismo aunque debemos también reconocer que la pobreza disminuyó durante su mandato y que el hecho de triplicar el presupuesto para la educación contribuyó a la reducción del analfabetismo. Hoy, en el Ecuador gobierna Daniel Noboa, un empresario educado en la Universidad de Harvard.
En lo que toca a Bolivia, Evo Morales, otro apóstol en la lucha contra el “neoliberalismo”, intentó perpetuarse en el poder pero el Tribunal Constitucional Plurinacional rechazó su propuesta de “reelección indefinida” y las turbulencias políticas en la nación andina llevaron a que el antiguo sindicalista se exiliara en México y posteriormente en la Argentina, aunque se encuentra ahora de vuelta en su país. Su partido, Movimiento al Socialismo (MAS), no sólo se desplomó en las pasadas elecciones generales sino que Bolivia será gobernada por Rodrigo Paz, un independiente aliado, entre otras fuerzas, al Partido Demócrata Cristiano.
Y, bueno, ahí tenemos también el triunfo de Milei, este fin de semana.
¿Escucha Morena pasos en la azotea? No, para nada. Ya dispuso todo un entramado para que estas alternancias no tengan lugar aquí.