“No tengo el conocimiento para poder hacer televisión”, nos dijo Alfonso Cuarón desde el Festival de Cine de Toronto cuando nos conectamos con él para hablar de su primera serie de televisión: “Yo ya estoy viciado por mi propia metodología de hacer cine. Solo sé hacer cine”. Ojalá esos fueran los vicios contagiosos. Ojalá todo mundo hiciera televisión con el lente y la capacidad narrativa de Cuarón, pero se vale decir que Desprecio (Disclaimer) es una película larga con formato de serie televisiva y, por lo que he visto, la gente que ha tenido la oportunidad de convivir con él y con ella en Venecia y Toronto están de acuerdo conmigo.
Será hasta el 11 de octubre cuando se podrán ver los primeros dos (de ocho) capítulos de Desprecio por AppleTV+; esperaremos un poco más para reseñar y compartir la experiencia y entrevista de esta impactante historia protagonizada por Cate Blanchett, Kevin Klein y Sacha Baron Cohen.
Lo que sí podemos decir hoy es que hay que estar de fiesta por saber que si nuestros grandes cineastas se van a adaptar a los tiempos de streaming, cuando los presupuestos para hacer cine en televisión de arte están en las compañías de tecnología; el arte evoluciona, pero no sacrifica nada de visión, calidad y profundidad.
Alfonso pudo haber hecho de esta producción basada en el libro de Reneé Knight una película, sí. Pero la hizo en ocho capítulos porque hubiese tenido que dejar demasiadas cosas fuera de otra manera. Lo hizo, así como servicio a la historia, para poder desarrollar una narrativa diferente y realizar el visón que tuvo y eso es profundamente admirable.
Queda claro que no fue fácil, su elenco, equipo creativo, producción y él vienen de hacer solo cine también. Les aseguro que verán cómo todo tiene sentido cuando se estrene Desprecio. No ganará un Oscar por su formato, y dudo que ese sea siquiera algo en lo que el cineasta se detuvo a considerar al crear su más reciente obra.