Quienes amamos los libros de Frank Herbert, sabemos la titánica labor que Dennis Villanueve se aventó al llevar estas obras de arte a la pantalla, de una forma que no solo hace felices a los fans de la acción. Quienes comprenden la complejidad política, religiosa y social del texto, y los intentos previos por interpretarlo en el cine, no podemos más que maravillarnos por el logro que fue la primera entrega, y ahora aún más la segunda parte.
No habrá spoilers aquí, pero sí puedo decirles con absoluta tranquilidad que la adaptación e interpretación de estos libros y los temas que tocan no podrían ser más relevantes hoy en día; y a la vez respetuosos de la visión de un futuro trágico, por lo poco que hemos aprendido los seres humanos de nosotros mismos. Si no llegara a haber una tercera parte, cosa que dudo, al menos les puedo asegurar que los temas más importantes para Herbert están ya en la pantalla y por lo mismo registrados emocionalmente para las siguientes generaciones.
Una vez dicho esto. ¡Qué nivel de viaje es esta cinta!, así como una épica aventura de ciencia ficción y acción. Qué fotografía. Qué tremendos momentos que nos hacían temblar con lo que vibraba desde la pantalla. Y qué manera de llevarnos con ellos para entender cómo y por qué el poder se reparte entre persecuciones, batallas del desierto, traiciones, amor y alianzas peligrosas.
Febrero va a cerrar con este estreno, y les ruego que si pueden la vean en una pantalla IMAX. Serán transportados a tal grado que se sorprenderán del tiempo transcurrido si se dejan ir con la acción. Y sí, Dune 2, como me dijo una amiga con quien la vi, es aún mejor que la primera porque todos los temas del universo que nos plantean en la entrega inicial ahora arrojan a una vertiginosa acción que hay que repasar mental y emocionalmente varias veces para empezar a asimilarla. Bravo.