Soy muy fan de Kendrick Lamar. Mis amigos se ríen porque no cumplo el perfil de su habitual público, me dicen que me gustó solo porque lo vi alguna vez en los Grammy haciendo equipo con los Imagine Dragons, lo cierto es que aprecio el buen hip hop. Amo cómo los más grandes del género manejan el énfasis en ciertas palabras, para destacar alguna rima o mentada de madre. Cuando me gusta un artista de este género me pongo un poco irreconocible; por eso me sentí sola el año pasado que quería compartir los detalles de la batalla entre Kendrick y Drake.
Nos guste o no ese va a ser el tema del medio tiempo del Super Bowl el domingo; háganme tantito caso los oídos sordos al género. Kendrick no tiene un premio Pulitzer porque está de moda, tampoco ganó esos Grammys por su popularidad. Es un artista que pone todo en su música y no estoy exagerando.
Entre que si Trump estará o no en el Super Bowl y si se topará con Taylor Swift, el verdadero drama es si Lamar tocará su brutal sencillo contra Drake “Not Like Us”. Hay demandas de por medio, una situación muy incómoda para Universal Music, que lleva a ambos aristas.
Las batallas del hip hop no son cosa para tomarse a la ligera, cuando Kendrick le subió el volumen a su retórica contra su contrincante diciendo que era un pedófilo, todo ardió. Y sí, la canción es buena, muy muy buena. Por eso ganó tantos premios, fue lo más escuchado del año en Apple Music.
El medio tiempo del Super Bowl es tema de debate y hasta escándalo. ¿Cantará Lamar todo lo que está en “Not Like Us”? ¿Cambiará palabras la más grande estrella en la actualidad del hip hop? ¿Será considerado otra agresión de Estados Unidos vs Canadá (Drake)?
Entre eso, los increíbles comerciales y la curiosidad de ver si Taylor Swift corona una nueva mejor amiga como acompañante (les aseguro que no será Blake Lively) casi estoy sintiendo emoción de ver qué pasa el domingo.