Maríah Carey ya aventó esa nota tan imposiblemente alta para anunciar la llegada de la época navideña, y con ella los primeros recuentos de las plataformas digitales en las que vivimos nuestras vidas.
Es hora de avergonzarnos al saber cuántas horas dedicamos a los pódcast de asesinos seriales y de preguntarnos cuál es esa canción de Jennifer Lopez que mi plataforma de Apple Music insiste que escuche este año.
Es, aparentemente, hora de ser felicitada por “leer” con mis oídos más libros que el año pasado, y recibir agradecimientos cuando vuelvo a casa por pedir el súper con la app que odiaba, pero que compró la que usaba.
Es momento de enterarme cuántos viajes en las plataformas de transporte he usado y qué tan descuidada fui al dedicar menos tiempo que antes a redes sociales que antes usaba más.
Aparentemente, 2018 fue el año en el que YouTube traicionó a sus creadores contratando famosos como Will Smith, creando lo que en su momento fue el video con más dislikes de todos los tiempos hacía ahora.
Más allá de cuántas horas pasamos atrapados en un Uber, esas son las extrañas manías de estos tiempos que nos dicen cuánto estamos cambiando. Si me piden un recuento digital de este año, el más interesante sería el de cuántas voces tuve que silenciar en mis redes porque el fundamentalisimo y el odio vía algoritmo hubiera ganado todo 2024.