Capítulo 15

  • En el banquillo
  • Tedi López Mills

Ciudad de México /

El 14 de agosto de 1980, Marina resuelve que para mitigar su angustia espiará a Manuel. Empieza con lo más simple: habla a casa de la mamá —donde él aún vive— varias veces por semana, a distintas horas. Si contesta ella, Marina, con voz secretarial, pregunta por el licenciado Ramírez, Méndez o Sánchez. Cuando la mamá le responde siempre muy amable que se equivocó de número, Marina le ofrece disculpas y le da las gracias. Si contesta Manuel, Marina se mantiene en silencio durante seis segundos exactos y cuelga. El procedimiento no sólo es fútil, sino que acaba siendo tedioso. Marina decide entonces que seguirá a Manuel a lo largo de un día. Sabe que los martes toma clases de francés con una tal Ève Séchard de once a doce y media, en un edificio por el mismo rumbo en la Condesa. Planea con minucia su proyecto. Quizá deba cambiarse de peinado, usar una peluca, ponerse un sombrero, los lentes de su papá, colgarse una cámara al cuello (aunque todo eso llamaría la atención); mejor llevará la bolsa de mano que le regaló su tía Carmen y se vestirá como señorita, una falda negra y su blusa gris con el moño rosa. Será fundamental el itinerario: salir a las diez de la mañana en punto, apostarse en algún lugar discreto cerca de la casa de Manuel, aguardar a que él emerja y seguirlo a una distancia razonable y con suma cautela. Marina ha llegado a suponer que Manuel y Ève son amantes. Jamás la ha visto, pero está segura de que las francesas poseen una erudición sexual innata. Manuel le ha presumido, además, que “conversa” con su maestra sobre los simbolistas franceses y ella le recita estrofas de “El barco ebrio” de Rimbaud, entonando cada verso como si fuera el inicio de un gran cántico: “toda luna es atroz y todo sol amargo”. El 11 de febrero, también de 1980, la artista y escritora Sophie Calle conoce en una exposición en París a Henri B. y se entera de que pasará trece días en Venecia. Emprende su célebre Suite veneciana: “10 p.m. Gare de Lyon, Plataforma H. Zona de abordaje a Venecia. Mi padre me acompaña… Se despide de mí con un ademán”. Sophie Calle llama a numerosos hoteles hasta que por fin encuentra el de Henri B. Toma fotos, entrevista a meseros, conserjes. Descubre que Henri B. viaja con una mujer; alguien le comenta que se trata de su esposa. “La cantidad absurda de tiempo. Es como si él me estuviera diciendo: ‘me puedes esperar, no llegaré’”. El 30 de noviembre de 2023, en una trama paralela a La novela inconclusa —inevitables ya las rimas para los cazadores de rimas— yo espío al doctor: 8:57, 9:44, en línea, 10:35, en línea, 12:50, 16:30, 22:01, en línea. Elimino dos mensajes: “entre adoquines” y “las pequeñas ceremonias de la infancia”. El 15 de diciembre de 1979, Roland Barthes establece una norma para la novela que no escribirá: “dar lo íntimo, no lo privado”. En la F del fichero no hay fuegos fatuos; sólo fantasma escrito con tinta roja: “refiérese al aislamiento”. En mi Vida Metódica la primera persona casi nunca soy yo.

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