Desde los 19 años el señor Raymundo Vallejo comenzó a trabajar en el sector transportista de la Ciudad de México. Formó parte de la extinta Ruta 100 y, posteriormente, fue uno de los primeros conductores del Metrobús. Con 72 años de edad y 1,018 semanas de cotizar al Seguro Social, este año estuvo listo para comenzar su proceso de jubilación.
A pesar de sus años de trabajo y del salario con el que estuvo registrado, la historia de Raymundo, sin las reformas al sistema de pensiones propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, hubiera sido muy diferente, ya que no alcanzaba las 1,250 semanas de cotización y en caso de que lo hubiera conseguido, su pensión sería de 5,628 pesos. Con la reforma de mayo de este año, se pensionará y recibirá un complemento solidario de 7,449 pesos para alcanzar una cantidad equivalente a su último salario: 13,077 pesos.
Contar con un sistema de pensiones justo para el trabajador ha sido un compromiso de la cuarta transformación. Desde el 22 de julio de 2020, en la conferencia mañanera, el Presidente dejó en claro la postura del gobierno en este tema: se haría justicia a los pensionados y se lograría que los trabajadores recibieran lo justo al momento de su jubilación.
Así fue que ese mismo año se aprobó una reforma a la Ley del Seguro Social para recuperar la esencia de nuestro sistema pensionario, que desde 1997 había pasado de ser solidario y con una pensión en función del salario a otro donde estaba en función del ahorro y era financiado por cada trabajador, misma que llevó a tener un escenario donde solo uno de cada cuatro empleados podía pensionarse y, además, las pensiones eran equivalentes a menos de 30 por ciento del último salario.
Aprobada el 9 de diciembre de 2020, la reforma al sistema de pensiones aumentó las contribuciones de los empleadores para pasar de 5 a 13 por ciento; estableció un tope en las comisiones cobradas por las Afore, impulsó un esquema más flexible para la obtención de una Pensión Mínima Garantizada y disminuyó las semanas de cotización para jubilarse.
Esta primera reforma tuvo un impacto positivo en el incremento del número de pensionados: en 2021, 93 por ciento de un total de 73 mil personas no hubiera podido pensionarse sin la reforma, pues no alcanzaba las 1,250 semanas requeridas. La reforma de 2020 sentó un gran precedente, sin embargo, aún era insuficiente. La tasa de reemplazo —el porcentaje de ingresos de un trabajador al final de su vida laboral respecto a sus ingresos laborales previos— creció a 60 por ciento, por ejemplo: quien ganaba 10,000 pesos se jubilaría con 6,000. Seguíamos lejos de alcanzar lo equivalente al último salario.
A principios de este año el Presidente presentó la reforma que creó el Fondo de Pensiones para el Bienestar que busca que los trabajadores con ingresos iguales o inferiores al salario promedio de cotización al IMSS (16,777) registrados después de junio de 1997 reciban hasta 100 por ciento de su salario a través de un complemento solidario.
El fondo entró en vigor el 1 de julio y hoy ya se observan sus resultados: entre el 2 de mayo y el 30 de junio de 2024, el IMSS recibió 468 resoluciones de pensión de vejez. De estas, un total de 249 trabajadores fueron acreedores del complemento a su pensión.
El pago promedio del complemento es de 3,801 pesos. Sin la reforma, la tasa de reemplazo promedio hubiera sido de 57 por ciento; con ella llegamos a 96 por ciento del último salario.
Como lo dijo el presidente López Obrador en la evaluación de las Pensiones para el Bienestar en Querétaro: Vamos a seguir avanzando hacia una sociedad mejor: una sociedad más igualitaria, más justa, más humana, más libre, más democrática y, yo agregaría, con más bienestar.