Construir el complejo rompecabezas de la historia del narcotráfico en México sería imposible sin la pieza fundamental que representa el Cártel de Sinaloa. A lo largo de décadas, la organización delictiva que fundaron las versiones jóvenes de Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada y Héctor El Güero Palma ha instaurado un millonario negocio ilegal que ha dejado a su paso un sinfín de episodios violentos en el país.
Si bien la hegemonía de la delincuencia organizada se ha reconfigurado con el paso de los años, el Cártel de Sinaloa continúa consolidándose como "una de las organizaciones de narcotráfico más insidiosas del mundo", según el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
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De acuerdo con el artículo realizado por Valentín Pereda y David Décary-Hétu para la Revista Británica de Criminología, el Cártel de Sinaloa ha logrado legitimar su amplio dominio gracias a una gobernanza que tiene sus bases en cuatro pilares fundamentales: judicial, financiera, política y regulatoria.
"La gobernanza judicial se refiere a actividades como la resolución de conflictos y el cumplimiento de acuerdos contractuales. La gobernanza financiera implica tareas como la recaudación de impuestos y la prestación de asistencia financiera. Las prácticas regulatorias implican la imposición de restricciones a ciertos delitos o comportamientos. Por último, la gobernabilidad política se refiere a la participación en la política comunitaria y electoral", explicaron los académicos en entrevista con InSight Crime.
La gobernanza del Cártel de Sinaloa
En el artículo Illegal Market Governance and Organized Crime Group's Resilience: A Study of The Sinaloa Cartel, los autores retoman la definición de gobernanza de Benjamin Lessing, la cual la refiere como una imposición de reglas y restricciones al comportamiento por parte de una entidad organizada.
Desde su creación y hasta la actualidad, la gobernanza de la organización delictiva ha variado regionalmente, además de que está influenciada por condiciones estructurales, la política y el liderazgo de otros grupos criminales que han evolucionado con el tiempo.
La investigadora de Brookings, Vanda Felbab-Brown, sostiene en un artículo académico que, pese a que el Cártel de Sinaloa se ha dividido en al menos cuatro facciones clave, en dichas escisiones hay suficiente coherencia en el comportamiento y el gobierno, lo que permite trazar características generales de la organización.
La gobernanza judicial y regulatoria
Uno de los atributos que le ha permitido al Cártel de Sinaloa mantenerse a lo largo de los años es el bajo perfil que han procurado mantener sus líderes e integrantes, así como su gobierno opresivo que viene con previsibilidad y cierto nivel de moderación.
La organización delictiva ha calibrado cuidadosamente la violencia que impone en su dominio, de modo que los políticos, las empresas y la ciudadanía puedan desarrollar mecanismos de afrontamiento predecibles.
En su artículo para Brookings, Vanda Felbab-Brown citó a un empresario de Baja California Sur que se refirió a los integrantes del Cártel de Sinaloa como "extorsionadores educados que ponen orden y criminales civilizados" que no generan violencia a menos que sea necesario hacerlo.
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La extorsión supone un claro ejemplo de la moderación que la organización delictiva ha instaurado pues, mientras grupos rivales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) siembran terror entre comerciantes con amenazas y altas cuotas constantes, el Cártel de Sinaloa maneja tarifas más bajas, se refiere con respeto a los empresarios y cobra de forma mensual, según dan cuenta testimonios recabados por la investigadora de Brookings.
El grupo delictivo también ha logrado adaptarse a cuestiones regionales como fue el caso de Acapulco, en donde a empresarios se les comenzó a cobrar de forma "amable" una cuota cada tres meses, sin embargo, los pequeños comerciantes tuvieron que continuar pagando a muchas otras bandas delictivas que operan en el puerto.
El análisis de los testimonios del juicio de El Chapo también arroja que las responsabilidades de gestión y toma de decisiones se delegan a los jefes de plaza que poseen un alto nivel de autonomía en sus actividades, sin embargo, incluso esos altos mandos están sujetos a reglas orientadas a promover la cooperación y prevenir conflictos al interior del cártel.
Este tipo de característica llevó a los académicos Valentín Pereda y David Décary-Hetu a crear una hipótesis especulativa que apunta a que el Cártel de Sinaloa ha logrado consolidar su reputación como una red de empresarios pragmáticos, profesionales y orientados a los negocios, cuestiones que fomentan un sentido de confianza en sus socios.
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En lo que refiere a la gobernanza regulatoria, el Cártel de Sinaloa también ha buscado la forma de moderar y reducir la criminalidad callejera en delitos como los robos. Es decir, en algunas localidades en donde tienen presencia, la población recurre a los halcones para solucionar ese tipo de problemas, en lugar de a las propias policías.
Dicho factor también tiene su origen en la legitimación que el Cártel de Sinaloa ha construido en la ciudadanía, pues a lo largo de décadas han brindado recursos para fiestas, iglesias locales, autoridades eclesiásticas, escuelas, hospitales o complejos deportivos, al mismo tiempo que entregan a habitantes despensas u otro tipo de obsequios.
No obstante, para el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Luis Astorga, dichas acciones son únicamente una forma de "disfrazar" a la población su papel dentro de la organización delictiva, el cual se asemeja al de rehenes cautivos y sobajados ante su peligrosidad y violencia.
Para Vanda Felbab-Brown el hecho de que el Cártel de Sinaloa tenga la capacidad de calibrar la violencia y la represión no implica que no hayan participado en una expansión agresiva. Y es que, a lo largo de dos décadas, Joaquín El Chapo Guzmán inició guerras agresivas para dominar distintas plazas, tal y como ocurrió en Baja California, en donde se enfrentaron al Cártel de los Arellano Félix.
"La selectividad y calibración del uso de la violencia por parte de Sinaloa tampoco significa que el Cártel, incluido El Chapo, hayan evitado la tortura brutal de enemigos internos o externos capturados", sostiene la académica en un artículo publicado para Brookings.
La gobernanza financiera
La investigadora de Brookings plasmó en su artículo que el Cártel de Sinaloa ha buscado apoderarse de la cadena vertical de distintas economías en México, incluyendo algunas legales como es el caso de la pesca.
De acuerdo con la información de Vanda Felbab-Brown, la organización delictiva se ha apoderado de todos los aspectos del sector pesquero en México, desde la captura hasta la ventas en los restaurantes.
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Una situación similar se repite en la cadena de producción, distribución y tráfico de fentanilo pues se han apoderado desde las importaciones de los precursores químicos desde China hasta la venta del opioide en polvo a grupos criminales pequeños que producen píldoras falsificadas que exportan a Estados Unidos.
"El Cártel de Sinaloa ha buscado sistemáticamente construir capital político con diversos actores: empresas, personas influyentes sociales como sacerdotes, políticos, fuerzas armadas, funcionarios e instituciones gubernamentales y poblaciones locales", se lee en una parte del artículo publicado en Brookings.
La gobernanza política
En entrevista con MILENIO el Doctor en Sociología, Luis Astorga, explicó que la delincuencia organizada tiene una intrínseca subordinación al poder político, una relación que el Cártel de Sinaloa ha tenido clara a lo largo de su existencia.
Los académicos Valentín Pereda y David Décary-Hetu sostienen que el Cártel de Sinaloa ha establecido un sistema de corrupción relativamente estable y predecible al formentar interacciones continuas con las instituciones públicas del país.
Dentro de la organización, los jefes de plaza son los encargados de supervisar los sobornos a autoridades locales, además de que cuentan con una red de ejecutivos que coordinan los pagos ilícitos a contadores profesionales que facilitan transferencias de dinero habituales a funcionarios de nivel estatal y municipal.
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Son los grandes capos del Cártel de Sinaloa quienes a lo largo de los años se han encargado de supervisar personalmente los tratos de la organización con funcionarios de nivel federal.
Por su parte, la investigadora Vanda Felbab-Brown ejemplifica la gobernanza política del Cártel de Sinaloa con su intención de apoderarse del sector pesquero al señalar que miembros de la organización delictiva se han acercado a funcionarios estatales y de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) para ofrecer hacer cumplir las licencias y cuotas, algo que la dependencia no hace habitualmente debido al mal manejo de recursos o prácticas de corrupción.
"Además de moderar la violencia y la extorsión, el Cártel de Sinaloa también proporciona otras formas de regulación y es eficaz para hacer cumplir las reglas que decide promover o adoptar", se lee en el artículo de la académica publicado en Brookings.
Aunque la captura y muerte de algunos de los principales líderes, el surgimiento de nuevos cárteles, la alternancia política y los cambios en el mercado internacional de las drogas han reconfigurado las actividades y estructura del Cártel de Sinaloa, lo cierto es que gracias a sus reglas y gobernanza han logrado mantener su dominio hasta la actualidad, sosteniendo su lugar en la cúpula del narcotráfico en México.
ATJ