Tras confirmar su identidad, familias de Tlaxcala sepultaron por separado y en diferentes comunidades a cinco de los siete jóvenes desaparecidos en Oaxaca, a quienes hallaron asesinados y con indicios de extrema violencia.
Ninguna de las familias permitió el acceso de la prensa a los sepelios ni aceptó alguna entrevista con medios de comunicación.
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Pidieron respetar su luto y también argumentan que los jóvenes, tanto hombres como mujeres, fueron revictimizados y criminalizados al ser vinculados, sin ninguna prueba y sin ninguna investigación previa, con un grupo delictivo y actividades delincuenciales.
Así, de manera privada y con sigilo, se llevaron a cabo los sepelios. Dos de los jóvenes fueron sepultados en el panteón de Santa Úrsula Zimatepec y de Huacalcingo, localidades del municipio de Yauquemehcan, otros en San José Tetel y el panteón municipal de Apizaco.
AAC