Accidente de patrulla destruye sueños de jóvenes

Durante una persecución un oficial de Fuerza Civil perdió el control de la unidad y se impactó contra un negocio, arrollando a dos jóvenes y lesionando a cuatro personas más.

Mario y Alan Fueron arrollados el 11 de octubre en la colonia Valle del Roble. (Foto: Especial)
Agustín Martínez
Cadereyta /

Ha pasado poco más de una semana desde aquel accidente en el que una patrulla de la Fuerza Civil arrolló a dos jóvenes y también lesionó a otras cuatro personas, al estrellarse contra un negocio cuando los policías perseguían a un sospechoso, en Cadereyta. 

Los más afectados fueron los amigos Mario de Jesús y Alan Alejandro, de 18 y 17 años, respectivamente, quienes fueron impactados cuando repartían volantes publicitarios sobre la banqueta. 

El menor sufrió severas lesiones y le tuvieron que reconstruir el tobillo derecho. Mario de Jesús, por su parte, perdió ambas piernas, y con ello también su más grande anhelo: ser futbolista profesional. “Le destruyeron sus sueños porque soñaba con ser un jugador profesional. Es muy aficionado al futbol. Su equipo favorito son los Tigres”, comentó la señora Francisca Parra Obregón, madre del joven lesionado.

Mario de Jesús Vallejo Parra y Alan Alejandro Serrano Trejo, vecinos de la colonia Jardines de Cadereyta, son atendidos en el cuarto piso del hospital 21 del Seguro Social.

Mientras Mario es felino hasta el alma, Alan apoya fervientemente a los Rayados, pero eso no es impedimento para que sean buenos amigos. 

“Ellos no veían rivalidad. El que uno fuera Tigre y el otro Rayado no los separaba. Ellos compartían los juegos de los equipos”, dijo Parra Obregón. 

Mario de Jesús está consciente y sabe la difícil situación en la que ahora se encuentra. 

“Pues sí, sí está deprimido, y yo como madre ando tratando de sacarlo de ese cuadro depresivo que tiene”, reiteró Francisca.

Como fiel aficionado del equipo universitario, Vallejo Parra siempre soñó con llegar a jugar en ese club. A diario, después de cumplir con su trabajo como promotor y técnico en un negocio de celulares, se iba a las canchas para practicar su deporte favorito. 

Ahora en su cama del hospital, el joven de 18 años tiene tan solo un deseo: “Pues conocer a Gignac y a Javier Aquino. Si ellos me están escuchando: Soy una madre que quiere la tranquilidad de su hijo, y si pudieran venir a visitarlo, se los agradecería mucho”, concluyó.

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