Jesús Reynaldo Zambada García, El Rey, fue el primer testigo que trajo la Fiscalía en el llamado Juicio del Siglo contra Joaquín El Chapo Guzmán.
Cuando la fiscalía acabó de interrogar a Zambada llegó el turno de William Purpura, uno de los abogados del capo mexicano, quien comenzó a acorralar a El Rey para que hablara de la corrupción mexicana que le había permitido operar.
A Jesús Zambada le costaba mucho trabajo dar detalles y comenzó a recurrir a los “no recuerdo ese día”, “quizás no entendí la pregunta” para negar las contradicciones en que lo había hecho caer el hábil abogado.
—Su hermano tenía especial interés en un funcionario de apellido (García) Luna, ¿no es así? —le preguntó el litigante.
—Parece que sí —le devolvió un resignado Zambada, quien sabía lo que vendría después.
—Entonces usted y su hermano se reunieron con García Luna en un restaurante en 2005 y 2006, ¿verdad? —siguió el defensor.
Sin embargo, en ese momento la respuesta de Zambada no llegó. Fueron casi 15 segundos de un largo mutis en los que miraba fijamente al abogado defensor de El Chapo, calculando los alcances que su respuesta tendría en el caso mencionar a García Luna, quien en ese momento dirigía GLAC Consulting, empresa dedicada a la consultoría en temas de seguridad, política y economía.
El mismo Purpura fue quien terminó con el incómodo momento: “¿No me escuchó, señor Zambada?”. “Parece que le comieron la lengua los ratones”, agregó la traductora en un inusual arranque de comicidad de estos respetuosos colaboradores de la corte.
"No me acuerdo” atinó a decir el hermano del Mayo Zambada y fue entonces cuando el abogado de El Chapo extrajo un párrafo de las largas charlas entre el Rey Zambada y los fiscales, reuniones que pasaron del medio centenar que se celebraron entre abril del 2012 a febrero del 2016. El extracto le fue leído por la traductora y no le quedó al testigo otra salida más que “recordar” el momento. Luego contó más de esa historia.
Dijo que junto al abogado de El Mayo, el licenciado Óscar Paredes, se reunió con García Luna en un restaurante en 2005 y 2006. Que en la primera cita le entregaron una maleta con “tres millones de dólares” y en la segunda otra que tenía “entre tres y cinco”.
−¿Y para que le daba usted ese dinero al señor García Luna? −quiso saber Purpura.
−Mi hermano El Mayo quería que pusiera a Higuera como jefe de la policía de Culiacán. Y para que no nos arrestaran −la pesadumbre y tensión de Zambada eran notorias, pero su discurso tomaba coherencia.
Sumido en su sillón abajo a la derecha del juez Cogan, con la bandera de los Estados Unidos en medio de ambos, El Rey también aclaró al jurado que García Luna era sólo uno de tantos a los que habían sobornado.
“En 2005 le dimos a un señor llamado (Gabriel) Regino, funcionario de (Andrés Manuel) López Obrador cuando fue jefe de Gobierno”, aclaró. El abogado de Guzmán Loera le preguntó qué cantidad le habían dado a éste nuevo personaje. “Algunos millones de dólares”, dicho esto con tal naturalidad que generó risas entre el público. Y continuó: “Regino nos dijo que iba a ser el próximo Secretario de Seguridad Pública Federal y compramos protección por adelantado”. Purpura buscó indagar más sobre estos sobornos, pero la fiscalía objetó y el juez dio entrada a la protesta por lo que el abogado del Chapo se detuvo.
Ahora ese señalamiento de Jesús Zambada García y otros de El Chapo Guzmán que se infieren de la acusación, reitera los supuestos sobornos dados a Genaro García Luna que tomaron forma en la acusación 19-CR-576 (RJD) y en los cuatro cargos que se le imputan al ex funcionario: 1. Conspiración Internacional para distribuir internacionalmente cocaína. 2. Conspiración para distribuir y poseer cocaína. 3. Conspiración para importar cocaína y 4. Declaraciones falsas ante el Servicio de Aduanas e Inmigración de los Estados Unidos a quien negó haber participado en hechos delictivos.
Su caso lo tiene el juez Brian Cogan, el mismo que juzgó a Guzmán Loera y el equipo de tres asistentes de la fiscalía lo comanda Michael Robiotti, quien estuvo en el equipo de abogados que juzgó al mismo Chapo.
RLO