Cuando Ismael El Mayo Zambada plasmó en una carta que su detención era producto de la traición de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, en Culiacán todo el mundo sabía que era cuestión de días para que la capital de Sinaloa ardiera.
Las facciones del Cártel de Sinaloa se declararon la guerra hace tres meses, el 9 de septiembre, cuando el grupo de La Mayiza realizó una irrupción violenta a Culiacán, bastión de Los Chapitos.
A partir de ese día no han parado las ejecuciones, los secuestros y el tránsito de vehículos con hombres armados por todo el estado, en especial en Culiacán.
- Te recomendamos Caída de ‘El Mayo’ y conflicto del Cártel de Sinaloa no afectan tráfico de fentanilo a EU Negocios
Sinaloa, campo de guerra entre facciones criminales
A lo largo de estos 90 días, la población civil que quedó en medio del conflicto ha tratado de hacer su vida normal, pero el temor y la inseguridad no se los han permitido, por el contrario, la violencia ha hecho estragos en la infraestructura y la economía de Culiacán.
De acuerdo con cifras oficiales, desde el 9 de septiembre han sido asesinadas 546 personas, un promedio de 182 por mes.
Mientras que la Fiscalía General del Estado (FGE) Sinaloa reportó la privación ilegal de al menos 415 personas y el robo de mil 754 vehículos. Las personas que padecieron el robo de sus automotores no han sido apoyados con alguna compensación.
Recorrido por calles de Culiacán
Pero los sinaloenses no necesitan los números para percibir la violencia. MILENIO recorrió las calles de Culiacán y pudo observar viviendas vandalizadas por los criminales, tanto en zonas residenciales de alta plusvalía, como en zonas de clase media y baja.
Las fincas que fueron dañadas, se presume eran propiedad de integrantes del crimen organizado. En las paredes de estas residencias de lujo fueron escritos mensajes amenazantes.
Por toda la ciudad se aprecian negocios cerrados, establecimientos abandonados, locales en renta o venta de negocios, muestra de la afectación al comercio formal e informal que ha dejado el clima de inseguridad.
También está la cifra negra de empleos informales. Entre los más afectados están los músicos. 90 días y contando de escaso o nulo trabajo. Las fiestas de XV años y demás eventos se cancelaron.
Ahora los músicos de banda tocan en las calles, aprovechando la luz roja del semáforo para interpretar fragmentos de canciones a cambio de algunas monedas que les permitan llevar comida a sus casas.
También los comerciantes de mariscos, que venden sus productos por las calles de Culiacán en carretillas, han visto sus ganancias caer. Antes de la guerra entre narcos vendían, en un buen día, hasta mil pesos, ahora nadie les compra, si acaso sacan 200 pesos en una jornada, y a veces nada.
Aseguran que durante la cuarentena por covid-19 podrían trabajar más, gracias a las aplicaciones de reparto de comida, pero ahora, las personas que laboran mediante esta aplicación tampoco quieren recorrer las calles, pues en más de alguna ocasión los sicarios los han confundido con halcones y los detienen para interrogarlos.
También la han padecido los conductores asociados a la empresa Uber, que fueron amenazados por el crimen organizado para que dejen de trabajar para beneficiar a los taxistas tradicionales. De hecho, solicitar un coche de esa plataforma resulta complejo en Culiacán.
Estiman pérdidas millonarias en Sinaloa
Estimaciones de empresarios señalan que se han perdido más de 25 mil empleos formales, y pérdidas económicas que rondan los 18 mil millones de pesos.
“El impacto económico que nosotros estamos a nivel macro se está en los 18 mil millones de pesos que equivale al 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal. Estimamos que con las acciones de gobierno esto pueda reducirse o mantenerse. Ya los empresarios están teniendo problemas para incluso pagar sus nóminas y también los aguinaldos”, dijo Cristina Ibarra, Presidenta del Colegio de Economistas del estado de Sinaloa.
Algunos empresarios aseguran que la narcopandemia ha resultado más compleja de sobrellevar que la pandemia de covid-19.
RM