La religión ha sido durante décadas uno de los principales pilares en los cuales se ha sustentado la sociedad mexicana. Pese a que el Estado por sí mismo es denominado como laico, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 77.7% de la población total del país se definió como católica en el año 2020.
Aquella cifra comprobó una vez más la fe que miles de mexicanos y mexicanas depositan en la religión que profesan, la cual se percibe en actividades de su día a día pero también en decisiones colectivas.
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Al ser el narcotráfico un fenómeno arraigado en la sociedad, no es de sorprenderse que miembros y líderes de distintas organizaciones delictivas se encomienden a distintos santos en búsqueda de protección u otro tipo de favores, participando así en ritos y costumbres típicas de la misma religión pero que adaptan a su propias necesidades.
La Virgen de Guadalupe y las plegarias de los ‘narcos’
Cada 12 de diciembre, desde distintos puntos de la República Mexicana miles de peregrino salen de sus hogares en inmensas procesiones con un solo objetivo: llegar a la Basílica de Guadalupe para dar gracias a la virgen por la bendiciones recibidas a lo largo del año, cumplir mandas o expresarle nuevas plegarias.
La Guadalupana -como también es llamada la importante figura católica- es considerada como una de las que acapara la mayor cantidad de fieles en el país azteca. No obstante, entre aquellos creyentes que le han rezado y solicitado favores también destacan integrantes de la delincuencia organizada.
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Uno de ellos es Édgar Valdéz Villarreal, mejor conocido en el hampa de México como La Barbie. De acuerdo con información plasmada por Anabel Hernández en su libro Emma y las otras señoras del narco, el temido lugarteniente del Cártel de los Beltrán Leyva tenía una intensa fe en la virgen del Tepeyac.
"La personalidad de La Barbie era dual. A la par de su vida criminal y de excesos, se decía muy religioso. Era devoto de la Virgen de Guadalupe, en todas sus casas había una imagen de ella y se persignaba todas las mañanas. También era fiel de San Judas Tadeo. Una vez llegó a hacer una manda y prometió ir todos los días a misa durante tres meses. No faltó una sola vez", escribió la periodista especialista en crimen organizado en su libro Emma y las otras señoras del narco.
Para La Barbie, su fe figura -aún en prisión- como un medio de resarcir los atroces actos que cometió durante su trayectoria delictiva, así como también lo fueron el apoyar a poblaciones vulnerables como ocurrió con los damnificados por el huracán Stan en 2005 en Chiapas, a quienes envió despensas anónimas.
En distintas declaraciones que el otrora lugarteniente ha hecho a autoridades estadunidenses sostiene que en prisión ha dedicado su vida a la religión e, incluso, predica la palabra de Dios con reclusos que se encontraron en el mismo centro penitenciario que él.
Otro de los grupos delictivos que asentó sus bases en la religión fue la Familia Michoacana. Fue Nazario Moreno González, alias El Chayo, el encargado de fundar y coordinar su propio cártel bajo la premisa de que sus tropas eran "buenos cristianos".
El líder criminal, practicante de la religión evangelista, fortaleció su organización gracias al tráfico de metanfetaminas y una narrativa que justificaba sus conductas en la religión según da cuenta una entrega de la agencia Reuters.
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Dicho factor se acentuó en 2011, cuando tras la caída de Nazario Moreno González surgió un grupo delictivo aún más religioso: los Caballeros Templarios.
Información difundida por InSight Crime, apunta a que la naciente organización tomó su nombre de la orden medieval religioso-militar que se encargó de la defensa de los peregrinos en Tierra Santa.
"La elección del nombre es parte de la apuesta del grupo a ser visto como algo más que una banda de narcotraficantes. Los miembros usan cascos de guerreros romanos durante las ceremonias de iniciación y distribuyen propaganda, promocionándose como campeones de la lucha contra el ‘materialismo, la injusticia y la tiranía'", se lee en un artículo de la organización dedicada al estudio de la seguridad nacional de América Latina y el Caribe.
En su caso, la religión figuró como un medio para legitimar sus actividades delictivas, no obstante, la fe de sus líderes y miembros es genuina, tal y como se puede constatar en un episodio ocurrido en diciembre de 2022 cuando en redes sociales comenzó a circular un controversial video.
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En la grabación se aprecia a un presunto jefe de plaza de los Caballeros Templarios identificado como Mario Alberto Romero -alias El Tucán- ingresar al templo de Parácuaro, Michoacán con el objetivo de llevarle serenata a la Virgen de Guadalupe.
Con música en vivo y una infinidad de arreglos florares, el líder criminal acudió al templo en el marco del festejo de la morenita del Tepeyac y, pese a ser considerado como uno de los personajes más buscados por autoridades en el estado, El Tucán pudo concretar su visita sin ningún tipo de percance.
Los escapularios del Santo Niño de Atocha de Ovidio Guzmán
El 17 de octubre de 2019, múltiples balaceras y bloqueos sembraron terror en la ciudad de Culiacán y otras zonas aledañas del estado de Sinaloa luego de que personal de las Fuerzas Armadas de México desplegaron un intenso operativo con el objetivo de aprehender a uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
Ovidio Guzmán López, mejor conocido como El Ratón, fue aprehendido por personal castrense en una operación que fue rápidamente repelida por el mini ejército de sicarios que la facción de Los Chapitos tienen a su servicio y la cual era encabezada por Néstor Isidro Pérez Salas, alias El Nini.
El violento contraataque de las fuerzas de seguridad de los hijos de El Chapo obligaron al presidente Andrés Manuel López Obrador a ordenar la liberación de Ovidio Guzmán, no obstante, personal castrense logró capturar un video inédito sobre el momento en el que fue capturado.
Las imágenes se viralizaron rápidamente en los principales medios de comunicación y redes sociales generando una ola de indignación por la decisión del mandatario tabasqueño pero también intriga sobre un peculiar detalle que colgaba del cuello de El Ratón al momento de su detención.
Un escapulario con imágenes del Santo Niño de Atocha dejaron expuesta la fe que el hijo de Joaquín Guzmán Loera tiene en la peculiar figura religiosa cuya connotación se remonta a siglos atrás.
El medio religioso Desde la Fe, apunta a que la adoración del Santo Niño de Atocha en México se extiende por los estados de Aguascalientes, San Luis Potosí y Chiapas, en donde se han edificado iglesias en su honor.
La historia del santo se remonta a la época en la que los moros (musulmanes) invadieron España y en especial la ciudad de Atocha en donde los prisioneros cristianos no podían recibir visitas.
La leyenda cuenta que el Santo Niño de Atocha apareció para acompañar a los prisioneros en sus momentos más vulnerables, llevándoles consuelo y los medios que necesitaron para sobrevivir.
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Aquella historia trascendió a través del tiempo y las fronteras hasta llegar al continente americano, en donde ahora el Santo Niño de Atocha es considerado como patrono de las personas que se encuentran en prisión o en constante riesgo de ser aprehendidos. Es por ello que su fe es asociada a personas que viven dentro de los márgenes de la ilegalidad aunque lo cierto es que cuenta con miles de fieles alrededor del mundo que no están relacionados con ninguna actividad delictiva.
San Judas Tadeo: el santo de las causas perdidas
Al igual que Édgar Valdéz Villarreal, miles de personas alrededor del mundo -y en especial en México- han mostrado tener una fuerte devoción a San Judas Tadeo.
El periodista Nathaniel Janowitz plasmó en una entrega para VICE News que el también llamado "santo de las causas perdidas" destaca entre otras figuras religiosas -como la Santa Muerte o Jesús Malverde- al ser el único reconocido por la iglesia católica.
San Judas fue uno de los 12 apóstoles que según la biblia acompañó a Jesucristo durante su estadía en la tierra, no obstante, con el paso de los años logró convertirse en una fuente de esperanza para miles personas desesperadas.
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En 2012, el sacerdote originario de la India Jerome -que era el encargado del templo de San Hipólito en la Ciudad de México- declaró al citado periodista que la iglesia era muy criticada por la alta afluencia de drogadictos y ladrones que acudían constantemente, sin embargo, él mismo se dijo testigo de múltiples milagros ocurridos en el templo.
El padre hizo hincapié en mencionar que San Judas le "da esperanza a los desesperados" aunque reconoció que personas que viven en la ilegalidad se han apropiado del santo al pensar que los va a proteger si acuden a él antes de realizar cualquiera de sus actividades delictivas.
"Es una creencia que hay que reeducar. Los santos no te ayudan a hacer cosas malas o a llevar a cabo actividades ilícitas", sentenció el sacerdote en una entrevista para VICE News.
Aunque son múltiples las religiones, santos y divinidades a los cuales miembros de la delincuencia organizada han depositado su devoción, dentro de la religión católica algunas figuras se han ganado connotaciones sociales al ser fuentes de fe de algunos capos o líderes criminales que, en su afán de mitigar sus culpas o solicitar favores, constantemente hacen mandas, patrocinan sus fiestas patronales o, incluso, les edifican iglesias en sus comunidades.
ATJ