Ser policía estatal y tener a cargo la vigilancia de Nuevo Laredo no es sencillo, además de los seis ataques directos que han tenido por la delincuencia en las últimas semanas, los elementos se han topado con la falta de servicio, les piden pagar el deducible de patrullas chocadas en persecuciones, unidades en mal estado y retraso en el pago de viáticos.
"Esta cruel", dice Fabián, que ya tiene varios días en el Operativo Ribereña, estará un mes y ya le tocó un enfrentamiento armado con delincuencia organizada, al hablar por teléfono con su esposa, se escucharon ráfagas de grueso calibre, "Hay balacera", le alcanzó a decir a su mujer, que no supo nada de él hasta dos horas después. Ella monitoreó la situación por redes sociales, y con inquietud trató de averiguar si había heridos.
En ese intercambio de balas uno de los policías resultó herido, le dispararon en la cara, y permanece internado en terapia intensiva de un hospital particular.
El Operativo Ribereña es una vigilancia adicional para Nuevo Laredo y los elementos comisionados coadyuvan a la vigilancia con la Secretaría de la Defensa Nacional y la Federal en recuperar la tranquilidad de la ciudad, es decir, contener al crimen organizado y así no se distraen de sus funciones los que están destacados en la ciudad y que atienden el delito común.
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El sábado pasado, Fabián estaba de guardia cuando le avisaron que se fuera a descansar, el domingo saldría junto con otros 99 elementos a reforzar las acciones en la ciudad de la frontera, que recientemente acababa de pasar por un fuerte episodio de violencia. No pudo despedirse físicamente de su esposa e hijos, les hizo una vídeo llamada antes de irse.
A las seis de la tarde ya se encontraba en Laredo, la ciudad a la que muchos policías le tienen miedo, aunque Reynosa no se queda atrás. Ese domingo llegaron 15 camiones llenos de estatales.
Fueron trasladados por su seguridad, en el Décimo Sexto Regimiento de Caballería Motorizada de la Secretaría de la Defensa Nacional, y están a disposición de los militares quienes coordinan las acciones.
Los elementos de la policía permanecen en grupo y al acudir a los negocios locales de autoservicio o alimento les han negado el servicio.
Menciona Fabián cuando quiso comprar en un puesto de desayunos, "no hay servicio" le dijo la mesera, mientras levantaba el pedido de otros clientes, "¿cómo?, si están atendiendo a la gente", dijo él, "para ustedes no hay servicio", le repitió la señorita. Y es que algunos comercios por temor a un ataque o por amenazas de la delincuencia no venden a los policías ni a los militares.
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De igual manera, tampoco cargan el combustible de sus patrullas en las gasolineras de la ciudad, porque las estaciones se niegan por seguridad, pues han sido baleados mientras están parados abasteciendo. Así que la Sedena cuenta con un camión cisterna y llenan dentro del regimiento, que también ha sido atacado a balazos.
Los elementos descansan por ratos y vuelven a la vigilancia, tienen prohibido salir a la calle en horas libres por seguridad, no patrullan en convoy con los militares, quienes les dan un sector, aunque no conozcan muy bien la zona.
Otra de las situaciones son las patrullas con las que persiguen a los delincuentes armados no están en buenas condiciones mecánicas y les comunicaron que si chocan aunque sea en persecución deberán pagar el deducible, unos 20 o 25 mil pesos, inclusive si se poncha deberá reponer la llanta, "como si fuera fácil de noche ver los ponchallantas", asegura Fabián.
Además desde hace varios meses los policías se han quejado de un retraso en el pago de viáticos, se los tendrían que pagar en la quincena pero se van estado retrasando.
FLRG