Tiene solo 26 años y ya sabe lo que es ser recluido en una cárcel, en 2019 salió del Centro Penitenciario y de Reinserción Social Neza-Bordo, tras purgar una condena de dos años por el delito de robo a transporte público en el municipio de Los Reyes La Paz.
Fue en 2017 cuando salió con otro “amigo” hasta la carretera México-Texcoco para subir a una unidad de transporte y despojar de sus pertenencias a los pasajeros; se hicieron pasar por usuarios, el chofer les permitió la subida y segundos después comenzaron el atraco.
Los policías de una patrulla que circulaba por la zona se percataron de los hechos y al intentar correr, su cómplice si logró escabullirse entre las calles, pero él no corrió con la misma suerte, fue presentado ante las autoridades y previo proceso legal fue sentenciado.
“Ya lo había hecho otras veces, salíamos a la carretera y a robar, nunca nos habían agarrado, me tocó la mala y pues a la cárcel, fue feo, una situación pesada para mí y sobre todo para mi familia, que ellos pues siempre han querido que vaya por el camino del bien”, aseguró.
Robaba desde niño
Rafael recuerda que comenzó a robar desde niño, sus primeros robos los hizo entre su familia, cuando iba a las casas de sus tíos o tías sustraía lo que le gustaba sin que nadie se diera cuenta.
Fue hasta que a sus 12 años robó una bicicleta, “recuerdo que era enero, porque había sido día de reyes y todo eso, a uno de mis vecinos le trajeron una bicicleta, estábamos jugando y en un descuido me llevé la bicicleta y la escondí, porque yo sabía que me iban a regañar”, recordó.
Sus padres tenían que salir varias horas al día a trabajar para mantener a él y sus dos hermanos, las horas que pasaba solo las dedicaba a estar en la calle y eso lo llevó a tener malas compañías.
“Yo no digo que sea su culpa, porque mis hermanos no son así, mis hermanos tienen sus trabajos y nunca han coincidido en que yo tenga ese pasado, pero creo que sí influye el que no haya tenido la atención que necesitaba”.
Rafael asegura que la cárcel le sirvió, “es difícil porque yo ya me drogaba, me alcoholizaba y también por eso robaba, nada más para el vicio”.
Hoy en día labora en un tianguis de la zona oriente, vende ropa americana, tiene que acudir cuatro días a la semana, pese a que tiene ocupaciones distintas a delinquir, asegura que no está curado de las adicciones y teme por una recaída en el robo, “voy un día a la vez, tengo esperanza en que ya no lo volveré a hacer y en que voy a salir delante de la manera correcta”.
KVS