De servir los banquetes de Karime, a la quiebra y muerte de familiares

Historia

Ernestina Vega fue una de las proveedoras favoritas del anterior gobierno de Veracruz, pero la falta de pagos la hizo quebrar.

“No somos delincuentes ni mentirosos”, asevera la propietaria. (Omar Franco)
Rafael Montes
Ciudad de México /

Era diciembre de 2012. Las dos fiestas de fin de año que Karime Macías, la esposa del ex gobernador Javier Duarte, ofreció a 5 mil 400 empleados de la Secretaría de Educación de Veracruz, fueron las dos últimas veces que Ernestina Vega pudo hacer un despliegue de todo el personal y utensilios de su empresa de banquetes, la cual era familiar y fue fundada por su madre 50 años atrás; era una de las proveedoras favoritas de Duarte... hasta que la falta de pagos del gobierno la hizo quebrar, al grado de que las angustias económicas afectaron la salud de su padre, su madre y su hermano: los tres fallecieron en menos de dos años, narra Ernestina, con notorio pesar.

Hoy, a sus 62 años, aún de luto y con dos casas embargadas por sus deudas, doña Ernestina platica que para hacer frente a aquellos banquetes de Karime Macías, solicitó un préstamo de un millón de pesos a Financiera Emprendedores, compañía que ofrece créditos desde 500 mil y hasta 20 millones de pesos, y tiene sede en Ciudad de México.

Para trabajos voluminosos, a los que ya estaba acostumbrada, doña Ernestina solía recurrir a esos créditos, los cuales iba pagando poco a poco, cada vez que el gobierno veracruzano le liquidaba adeudos.

El primer servicio que le prestó a Duarte fue en 2010: una comida en el World Trade Center de Boca del Río, que Karime ofreció a las esposas de los alcaldes. Fueron 550 personas.

"Me daban anticipo y con éste y tarjetas de crédito, que manejaba yo muchísimas, podía yo comprar los ingredientes. Le estoy hablando de 100, 200 meseros, quienes cobraban 300 pesos y que yo les pagaba en efectivo en el momento de terminar su trabajo. Ponía cocineras, comidas de cinco tiempos, ayudantes, cargadores, hielo, refresco, floristas, mantelería, vajilla, mesas, sillas, le estoy hablando absolutamente de todo", comenta.

La última vez que trabajó para Duarte y su esposa, la cena fue en el Museo Interactivo de Xalapa. Como siempre, entre las obligaciones de la señora Vega también estaba contratar a músicos, policías y hasta repartir los cientos de regalos que Karime daba a los agasajados. "Absolutamente todo tenía que seguir al pie de la letra", cuenta.

Por los adeudos, en 2013 comenzó la crisis de su empresa. Todavía hizo trabajos más pequeños a las secretarías de Finanzas y Educación, pero no le pagaban. Las facturas que no le pagaron y que exhibe suman 3 millones 975 mil pesos.

"Me hice más vieja de lo que ya soy, esperando piedad para mi pago, el cual ya me lo había ganado honestamente", lamenta.

Ella dice que subió todas sus facturas a la plataforma de Finanzas para demostrar su legitimidad y nada. El crédito de un millón de pesos que obtuvo creció a 1.5 millones, por los intereses. Desde entonces, exigir el pago al gobierno y evadir la cobranza de la Financiera se ha convertido en un periplo cotidiano que la ha agotado.

"Vienen y me amenazan cada ocho días, cada 15. ¿Qué me dicen? Que ellos no tienen la culpa, que pague pero no puedo; si quieren mi casa, adelante, no me importa", dice desesperada. Por las deudas, quitó su oficina, remató sus vajillas, hornos, parrillas, camionetas y demás utensilios de cocina, despidió a sus empleados y ya no puede financiarse para ofrecer más servicios.

"Estoy viviendo de lo que me ayuda mi familia, mis amigas. Es impactante la maldad de algunos políticos", dice y reclama que, hasta el día de la entrevista, el actual gobernador no la ha recibido.

Ella, a nombre de decenas de proveedores con adeudos aceptados por el actual gobierno por $426 millones de pesos, simplemente quiere decirle esto a Yunes y al nuevo gobernador Cuitláhuac García: "No somos delincuentes, no somos mentirosos, no somos Duarte. Páguennos nuestros servicios...", concluye doña Ernestina, quien no logra contener el llanto.

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