Al entrar a la agencia del Ministerio Público de la alcaldía Benito Juárez, Érika todavía sentía la adrenalina en el cuerpo. Unas horas antes había sido capaz de detener a dos miembros de una banda de carteristas que opera en Ciudad de México, por lo menos desde un año atrás. En 2019, en la capital se han denunciado más de 35 mil delitos patrimoniales, pero nadie ha reaccionado como ella.
Érika es una mujer de 37 años que se dedica a las ventas, estudió relaciones internacionales, es guapa, menudita y no tiene pinta de chica ruda, pero siempre ha soñado con ser detective, quizás es la influencia de su padre que tiene una empresa de seguridad privada. Admira a Carrie Mathison de la serie Homeland, a quien describe como una detective independiente, entrona e inteligente. “Siempre he dicho que erré de profesión”, dice juguetona.
La tarde del 28 de diciembre Érika estaba en Centro Coyoacán tomando un café en el Cielito Lindo. Distraída dejó su bolsa colgada en el respaldo de la silla, una mujer se sentó en la mesa contigua. Su cómplice, un hombre vestido de traje y camisa azul, se acercó al mostrador para distraer a los empleados, mientras ella introdujo su mano en la bolsa y le robó la cartera.
Al llegar a la agencia del Ministerio Público el funcionario la miró extrañado.
—¿No te dio miedo? —le preguntó el MP.
—Ni lo pensé, tenía más enojo que miedo —le contestó todavía sintiéndose llena de adrenalina.
—Muy pocas personas hacen lo que tú. Si los demás hicieran eso habría menos delincuentes —le reviró el agente tras tomar la declaración y escuchar que Érika se dio cuenta del atraco cuando comenzó a recibir las alertas del banco por las múltiples compras.
Entonces decidió seguir las pistas que los delincuentes iban dejando al usar la tarjeta en el Walmart y Sanborns de Plaza Universidad. La cafetería le compartió el video del momento del asalto, así que Érika sabía exactamente a quién buscaba. Entraba a las tiendas y como un cazador recorría las entradas, las salidas, las cajas buscando el rostro de esa mujer joven de cabello largo negro que ahora sabemos se llama Silvia Vanessa “N” y su cómplice José Antonio “N”.
“No fue tan complicado, el chiste fue actuar rápido. También tenemos que hacer algo para evitar a este tipo de criminales”.
Al recibir una de las alertas, Érika se dirigió a la tienda y se topó con ellos. Sin pensar si estaban armados o eran peligrosos, los increpó.
“Salgo de la tienda y los veo caminando muy tranquilos con tres Ipad en la mano. Salgo corriendo, le habló a la policía y llegan, la verdad, inmediatamente, me apoyaron. Les arrebato los aparatos, la cartera, y le digo al policía que ya me habían robado”.
Érika estaba fuera de sí, les gritaba a los delincuentes con furia, mientras que los carteristas tranquilos intentaban sobornarla a ella y a los policías.
“Se gastaron 70 mil pesos en menos de una hora, me dio mucha rabia porque, la verdad, trabajamos todos los días, nos levantamos temprano, nos estresamos, como para que llegue alguien y tan fácil se apropie de tus cosas. Cuando los revisaron traían como 20 tarjetas de todos los bancos que probablemente no eran suyas”.
Ahora la Fiscalía Desconcentrada en Investigación de Benito Juárez tiene una carpeta abierta por los delitos de falsificación de documentos y robo. Hoy se realizará la audiencia y se decidirá si se les vincula a proceso.
Autoridades informaron a Érika que los detenidos están en Santa Martha y el Reclusorio Sur.
RLO