No bastó la jornada de protestas en Ciudad de México, dos de ellas afuera de Palacio Nacional, para que Andrés Manuel López Obrador reconozca que su gobierno también es responsable del incremento de la violencia contra las mujeres.
- Te recomendamos ‘Llegamos tarde’ ante feminicidios: Sánchez Cordero Violencia de Género
Entre el 14 y el 19 de febrero, cuestionado por la prensa, el mandatario declaró que, contrario a lo que dicen los “conservadores”, su gobierno no simula combatir la violencia; “el feminicidio es consecuencia del neoliberalismo y la pérdida de valores; la solución está en la Cartilla moral y hasta en la Iglesia; y dijo que trabaja en las causas de la violencia en general y que ya no existe la impunidad.
IMPUNIDAD, EL COMÚN DENOMINADOR
La coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, María de la Luz Estrada, y la académica Lucía Melgar Palacios, coincidieron en que desde la Presidencia ha imperado por años un discurso conservador que desdibuja a las mujeres como sujetas de derechos frente a un contexto que es cada vez más adverso.
“Hay un no entendimiento, una necesidad o una necedad de no querer reconocer que la discriminación y la violencia contra las mujeres es muy grave. Esta resistencia parte de una visión conservadora en todos los grupos ideológicos, no solo los neoliberales”, expresó Luz Estrada.
A nueve meses del gobierno de Felipe Calderón, no habló una sola vez de los derechos de las mujeres, ni reconoció casos como el de Ernestina Ascencio Rosario, una adulta mayor que murió en 2007, tras una violación tumultuaria cometida por militares en Veracruz, en la cual Calderón aseguró que conocía del caso y la señora había muerto de una gastritis.
En su quinto informe presidencial, un año después de tipificar el feminicido, Calderón evadió el tema y dijo: “la igualdad de oportunidades ha sido el principio rector de la política social del gobierno y, desde luego, de la restitución del tejido social. El humanismo en el que creo, el humanismo que practicamos, afirma que los seres humanos somos iguales, todos, en dignidad y en derechos”.
El Observatorio reportó que durante el primer año y medio de la presidencia de Calderón, la violencia contra las mujeres repuntó con mil 800 asesinatos en toda la República, principalmente por la no impartición de justicia, ya que solo dos de cada 10 casos se investigaba y, de ellos, solo 5 por ciento terminaba en sentencias. Calderón Hinojosa llamó después “daños colaterales” a las víctimas que dejó su sexenio.
PEÑA NIETO
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, la violencia contra las mujeres escaló. En 2014, reconoció que ese año “fue difícil para México”, pero no admitió una grave crisis de violencia contra las mujeres. Durante seis años no consideró la prevención y erradicación del feminicidio como tema prioritario en su Informe de gobierno y en 2018 cerró su sexenio con 891 carpetas de investigación por este delito.
LÓPEZ OBRADOR
Ha transcurrido un año de gobierno de López Obrador y ya se contabilizan 976 investigaciones por feminicidio en el país, pero él tampoco admite esta realidad.
“A mí me preocupa que el Presidente hasta hoy no entienda que debe mirar a México desde otras realidades, en específico de las mujeres a quienes asesinan por el simple hecho de ser mujeres. Es no entender. Eso nos ha pasado con los gobiernos anteriores, que simulan que hacen, por eso el problema aumenta porque las autoridades a final no nos ven como sujetas de derechos”, manifestó Luz Estrada.
Relató que desde el inicio de esta administración, varias organizaciones civiles se reunieron con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para pedir revisar la política integral y prevenir la violencia contra las mujeres, como las 20 declaratorias de Alerta de Violencia de Género (AVG), pero hasta hoy desconocen si se ha hecho algo al respecto.
“Se han creado muchos mecanismos, el problema es que no se implementan ni evalúan, como las órdenes de protección que están en la ley desde 2007, pero no se activan”, criticó la experta.
Por su parte, la académica y tallerista especialista en derechos de las mujeres, Lucía Melgar, declaró: “Respecto a la violencia contra las mujeres, este Presidente que tenemos no entiende nada, no le importa. Además, su discurso pseudorreligioso va a fomentar más violencia porque trivializa las demandas de las feministas”.
Melgar calificó como contraproducente que la estrategia morenista para combatir la violencia sea más violencia, ya que los dos gobiernos anteriores demostraron que eso impactó en el número de asesinatos contra mujeres.
México, aseguró la académica, requiere políticas que se han pedido a los gobiernos anteriores, pero ninguno ha hecho: una reforma educativa para el magisterio en los derechos de las mujeres; sanciones ejemplares a los medios de comunicación que produzcan contenidos discriminatorios. “Todo esto es de largo plazo, el problema es que si no empezamos ahora jamás habrá prevención”, detalló la académica.
Por su parte, la abogada en el caso Campo Algodonero, (que sentenció al Estado por el asesinato de mujeres en Chihuahua) Andrea Medina Rosas, explicó que existe un mecanismo internacional que es la Convención Belém Do Pará (sobre violencia contra las mujeres) que establece una serie de indicadores para que los países demuestren que están haciendo para erradicar la violencia de género y evitar así la simulación.
En el caso de México, observó la abogada feminista, “nos siguen dando datos que son de estructura (solo se enuncian programas, pero sin resultados). Por eso estamos enojadas”, afirmó.
Un ejemplo de esta simulación es el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres, que debió presentarse desde noviembre pasado, pero permanece en dictaminación en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.