Una gran mayoría de las mujeres que son víctimas de violencia en su hogar, aguantan, resisten entre cuatro paredes, porque no saben a dónde ir, dónde resguardarse.
Pero desde hace más de 20 años existe la Red Nacional de Refugios (RNR), un lugar donde no sólo se cuida a las mujeres violentadas, se les enseña a valorar su vida, su historia y sus condiciones, que la equidad debe existir y el patriarcado y machismo irse derrumbando.
Wendy Figueroa, es directora de la RNR, y afirma que en sus 69 espacios no sólo se enseña, también se aprende de cada historia, de cada vida. Para ella no hay números, sino personas que sólo quieren una cosa: ser libres.
En entrevista con MILENIO como parte del serial Rumbo al Día Internacional de la Mujer, anhela un país, unas calles, donde cada mujer transite libre, segura, sin miedo.
Por ello, asegura que es necesario que sean las propias mujeres, las víctimas de violencia, las que creen los marcos jurídicos para generar paridad, porque ahora quienes toman esas decisiones se enfrascan en los discursos y las simulaciones y dejan de lado las acciones.
–¿Cómo fue que inició su trayectoria hasta llegar a formar parte de la Red Nacional de Refugios?
Empiezo a adentrarme a estos temas del feminismo en la UNAM y a tener estas acciones de la resignificación de la sexualidad, soy una psicóloga feminista.
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En un inicio me incorporo a Locatel dando orientación especializada psicológica nocturna, así durante 5 años.
Después me di cuenta que no había espacios para las mujeres que tuvieran la necesidad de huir de su casa y pudieran cobijarse y estar seguras, y justo en esa transición encuentro a la Red Nacional de Refugios (RNR), y me doy cuenta que estoy en un espacio de protección para mujeres cuya vida ha sido bastante caótica.
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En el 2002 conozco vivencialmente que hay refugios y es cuando me quedo por doce años. Colaboré primero como psicóloga y a los seis meses me ofrecen la dirección; vi formar la RNR, fuimos prácticamente las integrantes fundadoras de este apoyo a las mujeres y después vimos lo que podíamos replicar y ajustar de acuerdo a nuestro contexto.
Contamos con un modelo que marca las pautas de una vida libre de violencia y se lo ofrecemos a las mujeres que querían huir de su casa y de esto 20 años que hemos vivido y conocido historias de todo tipo.
-Después de estos 20 años, ahora ¿qué es para ti ser la directora de la RNR?
Nunca imaginé ser directora de la RNR, así como nunca creí llegar a un refugio. Algo que siempre he creído y que mi corazón me dice es que soy una mujer que se plantea metas, objetivos, y cuando me lo decía sentía que todavía no era mi momento, quería impulsar la casa donde estaba, crear una casa de emergencia, un centro externo y quería que ese espacio tuviera todo lo que las mujeres necesitan, entonces no podía aceptar otra cosa y solo me incliné por la coordinación de la Región Centro.
Y cuando voy cumpliendo cada meta, escuché las voces de las mujeres, digo ya cerré mi ciclo. Entonces coincidió que a los meses de que estaba cerrando mi ciclo, hablado con el patronato y demás, se hacen las elecciones de la RNR, me vuelve a proponer mi ser directora, entonces fue algo muy enriquecedor en mi historia personal y de formación dentro de las organizaciones de la sociedad civil.
Es un reto diario, constante, un trabajo personal y, bueno, un aferrarme, he marcado muchas pautas distintas en la RNR, nunca he dejado de estar en contacto con las mujeres, para mí son mis maestras son de las que aprendo y trato de estar en ese proceso de formación, estar con ellas, ir a los refugios, escuchar sus voces, saber que necesitan. Entonces siempre he creado para no dejar de lado el contacto humano.
Ha sido maravilloso este camino, porque he aprendido en propia piel, de propia voz, lo que significa estar en un país donde la impunidad, la corrupción es común, pero también me he encontrado a muchas mujeres aliadas, que juntas somos más fuertes.
-Sobre este camino que has tenido me comentabas que antes de la Red trabajabas en otros espacios ¿Fue difícil para ti en esos espacios lograr un crecimiento siendo mujer?
Recuerdo que quienes entrábamos a Fundación Telmex era porque eras becaria de la fundación y después definían sí podías formar parte de la plantilla.
Perdí la posibilidad, que por supuesto lo celebro, pero perdí la posibilidad de ser parte de la plantilla formal porque pidieron dar una capacitación de trabajo en equipo para las y los directivos y yo invité a una feminista de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Hablamos de los pactos patriarcales, de la importancia de eliminar el acoso y demás y pues después en los pasillos la información era que yo había perdido mi oportunidad de trabajar ahí por esos temas, en ese momento me quedé como que no era mi espacio, ni mi momento.
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Creo que no les latió que una chavita de menos de 22 años les dijera que lo que estaba sucediendo, que era una situación de violencia, de discriminación, de desigualdad, etc.
Eso me costó, entre comillas, porque la verdad siempre he agradecido estar donde estoy ahora.
En Locatel quienes nos instruían eran hombres y no había mujeres que estuvieran al frente de estos análisis, porque justo, se sigue pensando que es la figura masculina la que debe capacitarnos y por eso deje de estar en ese espacio de Locatel.
Desde ahí comencé a darme cuenta que al gobierno lo que le interesa es la numerología, no le interesan las personas, y por eso de ahí fue entrar a las oenegés y por supuesto siempre me he encontrado con este patriarcado.
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Tener que estar demostrando el trabajo que realizas, pero también tener que estar demostrando que lo que dices está basado en hechos y testimonios, hemos tenido que aprender a reconocer liderazgos, a renunciar a nuestras violencias machistas que se nos atraviesan porque todas las mujeres y hombres vivimos en una sociedad patriarcal.
Por eso lo que me mueve son los derechos, las mujeres, somos nosotras y que efectivamente si una mujer avanza todas avanzamos, pero que también cada día tenemos que deconstruir las violencias que tenemos internalizadas.
-El feminismo ha tomado un gran peso en el país, ¿cuál es la importancia de hacer visible toda esta violencia y el movimiento feminista en México?
Me parece súper importante que esto se haga visible, implica que las voces de las mujeres se escuchen. Estoy convencida que los movimientos feministas son los más genuinos, que hay a nivel internacional y que son aquellos que no buscan intereses partidistas, sino que ponen en el centro la igualdad y los derechos humanos.
No puedo pensar en hacer política pública, no puedo pensar en hacer una campaña o en planear algo, sino es a través de las voces de quienes son las expertas en esto, las mujeres que están en situaciones de violencia, las mujeres y las niñas son quienes tienen que estar en el centro de las acciones y sentados en la mesa de tomar decisiones.
Hacer visible estas violencias machistas permite no solo identificar la problemática, sino una vez que la identificas te permite crear acciones para poderla atender prevenir y eliminar y por su puesto el identificar la importancia de la diversidad.
Creemos que es posible otras formas de relacionarnos, tener una sociedad donde realmente podamos transitar libres, seguras y para eso hay que evidenciar de lo que está sucediendo en nuestro país, pasar de los discursos y las simulaciones, a las acciones y sí creo que los movimientos feministas justamente desde esta filosofía buscan la liberación de las mujeres y eliminar toda la opresión.
-¿Cuáles son tus metas personales a corto y mediano plazo?
Mis metas son diarias, me queda claro que ahora formo parte de la RNR, pero los puestos no son eternos y eso me queda claro, tengo como meta seguir impulsando esta convicción, en nuestro derecho a vivir libres.
Mi meta que cada día ocurra un cambio, empezando por mí misma, no es muy fácil estarme monitoreando diario con esos monstruos patriarcales y estarte coacheando para que tú no repliques eso y sembrar en las personas que están a mi alrededor esas conciencias reflexivas de dejar de naturalizar las violencias .
Tengo también la meta de sacar un libro que llevo haciendo desde hace varios años que tiene que ver con el sistema feminista para atención de mujeres y niñas, voy a la mitad y quiero terminarlo.
En cuanto a la Red, desde donde esté, el tema de los refugios me apasiona, creo en él y siempre estaré impulsándolos.
Cuando llegue mi momento de cerrar mi ciclo lo haré como en todos los espacios donde he estado: dejándola posicionada en un buen lugar, creíble, con recursos.
Recibí la Red sin un peso, con muchas deudas, y ahora goza de una estabilidad financiera y credibilidad y eso me gusta hacer y eso seguiré acompañando a las víctimas y a las mujeres que así lo requieran y busquen, eso es parte ya de un compromiso de vida.
–¿De niña te imaginaste que alguna vez estarías realizando todo este trabajo?
De niña me encantaba jugar a ser maestra, ya sabes siempre era en la escuela la niña que le ayudaba a la maestra a sacar las cosas, etc. Hoy analizo lo profundo de eso, esa era como mi idea y en la secundaria cambio de ser maestra a psicóloga y de ahí no me moví.
Hoy en día me doy las gracias por poder escucharme y compaginarme de ser maestra a convertirme en alumna de estas mujeres, de estos niños que me han permitido acompañarles.
Ha sido desde esta confusión de sueños que ahora se transforman con esta mirada feminista de igualdad y de derechos humanos, pero que sí me sigue emocionando y creo que mientras tengamos vida, tenemos la posibilidad de seguir aprendiendo y creciendo y eso es de lo que me motiva también a escuchar a los medios, a las compañeras, incluso también las disidencia, porque eso también celebro mucho, que ya también de ahí podemos aprender muchísimo.
DMZ