Los casos de acoso escolar o bullying se suelen relacionar con entornos en donde se presentan otro tipo de violencias, ya sea la social, comunitaria o familiar, informó el coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, Juan Martín Pérez García.
Luego de que se diera a conocer la muerte de una estudiante de secundaria víctima de acoso escolar en San Juan Teotihuacán, Juan Martín Pérez García explicó que se debe tener presente que la violencia escolar es una realidad en todo el país y se agudiza cuando existen entornos en los que se presentan otro tipo de violencias.
Indicó que este tipo de casos muestran que en muchos de los casos las violencias recurrentes no son atendidas en las escuelas, lo que a su vez habla de una serie de omisiones, tanto de las autoridades educativas de cada plantel, como de las instituciones.
“Lo que nos muestra son omisiones de las autoridades educativas, ya que claramente lo que sucede es un acto de violencia no aceptable; pero tenemos que cambiar el foco, no es solo la niña la responsable de ese acontecimiento, sino la escuela y el entorno”.
No se ha dado cumplimiento a recomendaciones internacionales
Sostuvo que en el país no se ha dado cumplimiento a las recomendaciones internacionales para que se trabaje la cultura de paz en las escuelas, pues desde hace 11 años, diversos organismos internacionales pidieron al Estado mexicano intensificar la cultura de paz en las escuelas, frente al escenario de violencia que se vive en el país.
Recordó que es una obligación de las autoridades educativas, ya sea de escuelas privadas o públicas garantizar entornos amables, y sobre todo fortalecer una cultura de paz, para resolver estos conflictos, así como los casos de violencia.
“Las niñas y los niños no son violentos por naturaleza, es una referencia de las violencias que se viven en casa, en lo social, los niños y niñas que ejercen violencia son antes víctimas de violencia en su casa o en sus entornos comunitarios”.
Las tareas que se deben emprender, indicó, es dejar de lado la lógica de criminalización o castigo y enfocarse en un sentido preventivo, escuchando a las niñas y niños, promoviendo una cultura de paz.
Se requiere de un acompañamiento
Por su parte, la directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Tania Ramírez Hernández, indicó que se requiere que el sistema educativo tenga una transformación hacia un entorno “menos violento, menos jerárquico, menos impositivo”.
“Eso es lo que también están aprendiendo niñas y niños, también aprenden de la permisibilidad, cada día que pasa en donde una denuncia de bullying o de acoso no se atiende y no se detiene, ellas y ellos están aprendiendo que eso es permisible, así es como se naturaliza la violencia”.
Refirió que ante este caso, se tiene que incluir un abordaje emocional o psicológico, en el que se brinde acompañamiento a las y los compañeros, así como a la posible violentada.
“Imaginemos la huella profunda e imborrable que esto va a dejar también en la niña que (posiblemente) violentó, incluso ella necesita de una atención y de una intervención, ojalá comunitaria, ojalá educativa”.
Finalmente señaló que una buena práctica sería construir un memorial para recordar todas las cualidades y los logros de la estudiante que perdió la vida, pensando además en la huella digital que dejará este caso, tanto a la familia de la víctima, como a todos los involucrados.
MbG