El número de víctimas de violencia vicaria aumentó 14.09 por ciento entre 2021 y 2022, y tan solo en el último año se contaron 22 mil 904 menores víctimas de violencia familiar.
Así lo reveló el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República, al señalar que la violencia vicaria se ejerce contra las mujeres utilizando a sus hijos, hijas, personas de la tercera edad o con discapacidad, mascotas o bienes, causándoles daño o amenazando con hacer algo en perjuicio de aquellos para hacer sufrir a la mujer.
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En su investigación La violencia vicaria. Acciones desde el Legislativo federal y local para su prevención y erradicación, el centro de estudios de la Cámara de Senadores detalló que algunos de los ejemplos más comunes de este tipo de violencia son amenazar a las madres con quitarles la custodia de niñas y niños, llevárselos o, incluso, lastimarlos.
También, es común aprovechar la presencia de hijos e hijas para insultar a la madre, hablar mal de ella, humillarla y amenazar e interrumpir los tratamientos médicos o farmacológicos de niños y niñas.
Según el estudio elaborado por la investigadora Carla Angélica Gómez, en los últimos años se han reformado diversas leyes para atender el problema.
Actualmente, el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares reconoce a la violencia vicaria como un tipo de violencia contra las mujeres y ordena medidas de protección para las víctimas.
Adicionalmente, en la 65 Legislatura del Congreso de la Unión se han presentado 38 iniciativas de reforma a leyes secundarias relacionadas con la violencia vicaria, entre ellas para incorporar este concepto en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y el Código Civil Federal.
A nivel estatal, la violencia vicaria se encuentra regulada en más de 60 ordenamientos locales.
La investigación señala además la necesidad de abordar la sanción por violencia vicaria, no solo desde una perspectiva de género, sino desde un enfoque en el principio del interés superior de niñas, niños y adolescentes.
LP