El flujo migratorio de México hacia Estados Unidos llegó a ser en la década de los años 90 de más de 600 mil personas al año; sin embargo, en el presente lustro, no se superan los 150 mil migrantes, lo que representa una reducción de 81.25 por ciento y en cambio en materia de remesas.
De acuerdo con el análisis sobre la situación migratoria y económica entre México y Estados Unidos, realizado por Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana, la población mexicana se está haciendo adulta y viene una reducción de la salida de migrantes.
“La relación entre Estados Unidos y México registró una estabilidad en el tema migratorio y en el tema comercial. En el proceso migratorio, entre los 80 y los 90 se dio una ola de migración muy fuerte que caracterizó a México como el principal expulsor del mundo. Llegamos a expulsar a 600 mil mexicanos al año. Nuestra actitud era que se van y nos mandan remesas y lo demás es problema de Estados Unidos. Llegamos a protestar contra las violaciones a los derechos humanos, pero no más. Esta situación cambió”, apuntó.
Ante un envejecimiento de la población mexicana y las políticas contra la migración de Estados Unidos, la salida de connacionales se estabilizó en 150 mil personas al año, con tendencia a la baja en próximos años, destacó Calderón Chelius.
“En el aspecto migratorio se presentó un cambio profundo. Democráticamente, en México hemos envejecido, por tanto, tenemos menos población que expulsar. Esto provocó que nuestro flujo migratorio se redujera desde antes de la gestión de Donald Trump. Se calcula que se estabilizará en 150 mil personas al año”, resaltó.
El investigador de la institución que forma parte del Sistema universitario Jesuita destacó que no se puede perder de vista el regreso de migrantes mexicanos a sus poblaciones de origen, en particular, aquellos que nunca pudieron arreglar su situación migratoria y se encuentran en la fase final de su vida laboral.
“Comienza un flujo de retorno porque muchos de los mexicanos que emigraron a Estados Unidos, sobre todo los que permanecen ilegales, han terminado su ciclo laboral y permanecer en el país vecino, viejo y enfermo se vuelve muy costoso y han tenido que regresar”, apuntó.
En el caso de los países centroamericanos, se están presentando condiciones de migración que ya se vivieron en México y se están colocando como expulsores hacia los países del norte del continente americano.
“México se convirtió en un país de tránsito. Pasamos del cañón Zapata en donde corrían los migrantes mexicanos hacia Californa, a la Bestia y, posteriormente, a las caravanas migrantes. Ahora estamos en una dinámica muy grave y ha complicado la relación con Estados Unidos”, destacó.
Para Calderón Chelius, la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos podría representar una relación institucional con México, menos forzada ante las complicaciones que se presentan en materia de migración.
AFM