En una campaña le agarré gusto al mezcal; me tomaba cuatro vasos al día: Citlalli Hernández

Entrevista

La senadora por Morena se describe como una persona joven con muchas responsabilidades, acepta su total admiración por López Obrador y como fotógrafa que es considera que el país necesita una nueva toma.

“De niña pensaba en convertirme en la primera presidenta del país”. (Héctor Téllez)
Silvia Arellano
Ciudad de México /

De niña soñó con ser la primera presidenta del país. Es una de las líderes del Movimiento de Regeneración Nacional más cercanas al presidente Andrés Manuel López Obrador. Citlalli Hernández se describe como fotógrafa nata, estudió periodismo, pero no lo ejerció, porque siempre se ha dedicado a la política.

Cuenta que creció entre música de protesta, discursos de Salvador Allende y libros con temática de investigación.

Es feminista y apoya a la comunidad LGBTTTI; en mayo pasado sufrió un atentado cuando llegó un libro bomba a su oficina, del cual resultó con pequeñas heridas en el rostro.

¿Cómo se considera?

Una persona normal con un poco más de responsabilidades; estos espacios (Senado) son de mucho formalismo, se piensa que vivimos en una burbuja y estemos alejados de la realidad. En mi caso soy joven, tengo 29 años y muchas responsabilidades, a veces hay que decidir entre dormir más o ir a una fiesta.

¿Tantas responsabilidades le dejan tiempo libre?

En mi tiempo libre leo, aunque ya no lo hago como antes. Soy fotógrafa, me gusta mucho esa actividad; en el tiempo libre que he tenido en estos meses he editado fotos, porque me relaja. Veo películas, series como Game of Thrones. Confieso que en la campaña vi la serie de Luis Miguel, era un modo de desfogar mi mente.

¿De dónde nació el gusto por la fotografía?

Estudié periodismo y en mi casa siempre hubo una cámara. Mi papá es fotógrafo aficionado, él es ingeniero, pero siempre ha tenido cámara. Desde chica tuve acceso a la cámara. Cuando estuve en la Preparatoria 7 tomé un curso y me gustó muchísimo y en Ciencias Políticas de la UNAM tomé una materia extracurricular que me dio la posibilidad de estudiar fotografía analógica, es decir, revelado; se me iba a tiempo en el cuarto oscuro.

¿Por qué estudió periodismo?

Pensaba darle un tinte a mi vida futura con el fotoperiodismo, pero una serie de circunstancias me trajo adonde ahora estoy. Creo que la fotografía también comunica muchas cosas.

¿Qué le gusta retratar?

Marchas, multitudes, la naturaleza y los rostros cotidianos; hay rostros que comunican mucho. Tengo rostros de los actos del ahora Presidente. Siempre lo he admirado mucho. Ahora puedo verlo y no siento la necesidad de tomarme una foto con él, porque lo he visto más veces.

¿Entonces tiene buenas fotos?

Desde el desafuero. Prácticamente la mitad de mi vida he estado en marchas, en el activismo, tengo registrados muchos momentos que ahora son parte de la historia de México y en Morena. En el movimiento obradorista todo mundo me recuerda con mi cámara. Seguía a Andrés Manuel y a la fecha.

¿Hay una analogía de la fotografía con la política?

Con la cámara necesitas una serie de ajustes para tomar la fotografía y que no te salga fuera de foco, bien iluminada, etcétera. Sí creo que la política ha estado fuera de foco y necesitamos hacer una nueva toma. Estamos en esa nueva toma generando nuevos gráficos que nos permitan comunicar cosas distintas.

¿Cómo fue su niñez?

Mi infancia fue feliz. Mi padre fue un ciudadano informado, entonces yo crecí escuchando música de protesta y leyendo una gran cantidad de periódicos.

¿Algún secreto?

Esto nunca lo he dicho en público, pero en mi niñez quería ser la primera mujer que se convirtiera en presidenta de México; pero desde que fui diputada me queda claro que no es mi ruta.

¿Por qué?

Es más complejo de lo que parece. El error de la vieja política es siempre pensar en puestos. Soy senadora a una edad cómoda en la que se puede pensar en una gran trayectoria, aunque si mañana me toca regresar a ser militante de base, estaré contenta.

¿Y por qué ser presidenta?

Porque en mi casa se hablaba de lo mal que estaba el país y entonces yo pensaba ¿por qué no había una mujer presidenta? Todo mundo cree que me acerqué mucho a mis sueños, pero ser presidenta de México, por lo menos, no está hoy en mis planes.

¿Qué jugaba de niña?

Jugaba desde los inventos de madera de mi hermano hasta futbol en la calle con los vecinos. Iba por las tortillas en la bicicleta; era lo que más disfrutaba de niña, evidentemente me caí cantidad de veces.

¿Son los golpes de la vida?

Sí, además aprendes. La vida es como andar en bicicleta, de repente no sabes a dónde vas a llegar. Empiezas con rueditas, luego se las quitas y va subiendo.

¿Bebida favorita?

Agua de mango y me gusta el mezcal. En 2016 estuve en la campaña electoral en Oaxaca, tenía cuatro reuniones al día en varios pueblos; la gente te ofrecía mezcal y si lo rechazas se ofende, entonces tomaba cuatro vasitos al día, le agarré el gusto.

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