El ex dirigente nacional del PAN y presidente de la Junta de Gobierno del Congreso de Coahuila, Marcelo Torres Cofiño, confiesa que escucha todo tipo de música: desde Guns N' Roses hasta la Banda MS, pero prefiere no cantar para que no lo corran de las fiestas.
El torreonense nacido el 8 de julio de 1966, también dice que regularmente no baila, a menos que esté en campaña, pero que suele rendirse al ritmo de espectáculos como los que en su momento ofrecía Juan Gabriel en sus conciertos.
En entrevista, cuenta sobre su infancia y cómo desde niño era buen comerciante, sin embargo el paso del tiempo lo hizo abrazar la abogacía y, posteriormente, la política como una forma de no nada más criticar a los que la ejercen.
¿Qué te caracterizó en tu infancia?
Tuve una infancia muy divertida. Nos podíamos manejar por toda la ciudad pidiendo aventón, era algo muy distinto a lo que hoy es. Fui un niño bastante inquieto, haciendo travesuras y siempre tuve esa vocación por ayudar y servir, pero nunca me imaginé entrar a la política.
¿Qué es lo que más agradeces de esa etapa?
Mi papá nunca nos puso las cosas fáciles, me gustaba mucho ir al futbol los domingos cuando jugaba El Laguna en la colonia San Isidro y para poder ir tenía que trabajar. Mi tío Enrique, en paz descanse, trabajaba como distribuidor en Gamesa y me fiaba galletas dulces y junto con un primo hermano nos íbamos a vender casa por casa.
También vendía las frutas que quitaba de los árboles de mi casa, de mis vecinos o la casa de mi abuelo. Solía cargar limones, mandarinas o higos en una reja para sacar unos pesitos.
Después otro tío me regaló un cajón para bolear y al llegar a los 17 años me tocó vender uno de los productos más difíciles de vender que son las enciclopedias. Era la Británica y la clave para lograr venderla era que la gente te conociera, primero para acercarme les preguntaba sobre si les interesaba la educación de sus hijos y de ahí entablaba una comunicación.
¿Por qué escogiste las letras y no ser vendedor si de joven te fue bien en eso?
Tenía la ilusión de ser un abogado. Siempre me ha gustado la justicia y que se pueda aplicar la legalidad.
También mostré interés por el tema diplomático, de las relaciones internacionales. No se dio finalmente, pero me siento agraciado por una profesión tan amplia.
Estudié prácticamente toda mi vida en escuelas Jesuitas y creo que ellos tienen un cierto régimen completo, por eso también me dio por practicar mucho el deporte, desde el futbol soccer, americano, basquetbol y correr.
¿Cómo llegaste a la política?
Fue una especie de accidente. Me desempeñé como funcionario electoral nueve años, donde tuve la oportunidad de conocer a todos los partidos y distintos actores políticos.
Tomé la decisión de ingresar al PAN en la defensa del voto, soy abogado postulante de toda la vida y en 2009 me invitaron como candidato a primer regidor.
Hay que recordar que en ese entonces la crisis de inseguridad era muy compleja, sin embargo era el momento de afrontar la responsabilidad de que siempre he criticado a los políticos y la forma en que se hace la política.
Fue un tema que lo traté con la familia y recibí el apoyo absoluto. Decidí entregarle cuatro años de mi vida a Torreón como un apostolado, pero en realidad duré poco menos de dos porque me propusieron la candidatura a diputado federal en diciembre de 2011. En ese momento se veía muy difícil porque veníamos de perder todas las elecciones en Coahuila, lo acepté como un reto y recuerdo que en aquella campaña la gente no me conocía.
¿Qué haces en tu tiempo libre?
Quisiera tener más tiempo para dedicármelo a mí, pues pongo por delante a mi esposa, mis hijos y mi padre. No he tenido la oportunidad de hacer ejercicio, procuro ser muy disciplinado porque hacerlo uno o dos días no es suficiente. De momento es difícil hacerlo porque pasó la mitad de la semana en Saltillo revisando los temas en el Congreso del estado.
¿Qué tal tus gustos por el cine?, ¿qué te provocan las películas?
Tengo un problema que cuando veo alguna película me meto tanto que luego soy una amenaza, pues si es de suspenso me sudan las manos, los pies… si es de acción me caigo hasta de la butaca.
Pero la que me ha sacado muchas lágrimas es La vida es bella. La vi por primera vez hace muchos años de casualidad en Ciudad de México, cuando me metí a un cine antes de que saliera mi vuelo para Torreón.
La verdad es que fui el último en abandonar la sala porque me quedé llorando hasta el final.
¿Qué lecturas te han marcado?
La Ilíada de Homero y la leí en una segunda ocasión porque así se llama mi esposa.