Abuelitos de asilo en CdMx piden regalos 'de corazón' para festejar Navidad

Son 41 abuelitos y abuelitas que esperaran que los ciudadanos se toquen el corazón y les regalen al menos, una loción o lo que más les gusta, galletas y chocolates.

Olga Cardona tiene 97 años, es de Cuna y espera cumplir sus 100 años en México festejando con un tequila o un ron. (Octavio Hoyos)
César García
Ciudad de México /

Ellos saben que la pandemia de covid-19 existe, y que si se contagian puede ser grave. Saben que sus familiares no volverán a verlos, pues algunos desconocen que están ahí refugiados en ese asilo, La Casa Madre Teresa, localizada en la alcaldía Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México.

Estos ancianos reconocen que ésta navidad no será igual que la del año pasado, pues la falta de recursos económicos, provocará que este 24 de diciembre, Santa Claus no baje por la chimenea para dejarles las pantuflas rojas que quería Olguita, o la loción que Rafael iba a usar para “oler rico” en la cena navideña.

Con este panorama, los más de 41 habitantes del Asilo Casa Madre Teresa, llegarán a éstas fechas navideñas con las manos vacías, pues por la crisis sanitaria de la pandemia les alcanzó la crisis económica

Iván García Flores, director de esta casa hogar ubicada en Canal de Chalco, Colonia Valle San Lorenzo, en Iztapalapa, informó a MILENIO que estarán en la búsqueda de que “ciudadanos de noble corazón”, se solidaricen con la causa para que estos abuelitos pasen una festividad llena de ilusión y amor.

“Esta pandemia nos vino a tocar las puertas de nuestra casa muy fuerte, pues las familiares que apoyan con algún porcentaje económico a esta morada, pues no lo están haciendo porque también les afectó a ellos la crisis, sin embargo, no puedo correr a ningún abuelito que vive aquí, pues a cada uno los quiero con todo mi corazón”, mencionó.

Y es que, con dos años de servicio, por este asilo han pasado decenas de abuelos y abuelas que se roban el corazón del personal que cuida a cada uno de ellos, quienes desde las 9 de la mañana los atienden en la sala/comedor donde inician el día con una oración, en la que agradecen a Dios por un día más de vida, de alimento y de ver a su compañero de silla de ruedas que se sienta siempre al lado de él o de ella.

Durante el desayuno, algunos, por la edad, no pueden sostener la cuchara y son apoyados por las asistentes, otros piden su ración a la cocinera, pero ella les recuerda con una sonrisa que ya se lo comieron.

Y después de su recarga de energía, sus cuidadoras los animan a iniciar con sus ejercicios del día.

Todos toman su lugar, y con una pelota gigante, juegan la “papa caliente” y el que al terminar la canción tenga la pelota, tendrá que hacer alguna actividad que le guste, cantar, decir un verso, bailar o contar un chiste.

Esperanza, quien ya lleva algunos meses en este lugar, es la primera en perder, y con un grito a su cuidadora, le pide que le pongan “un buen cumbión”, pues le pedirá a Don Rafael que se ponga a bailar con ella, él es quien desea que en navidad le regalen un perfume para oler muy rico en sus cenas navideñas.

Todos aplauden, para que la pareja se ponga de pié y que Doña Esperanza, se deje encantar por los pasos que Don Rafael mientras en el fondo se oye La Cumbia Coqueta, de Los Ángeles Azules.

Y este mismo ejercicio se repite con cada uno de los 41 abuelitos que habitan en el asilo Casa Madre Teresa.

Una cubana, "que vive a toda madre..."

Olga Cardona García, nació en Cuba, es una mujer que con una sonrisa enamora a todas las personas que la rodean. Su peculiar carisma ayuda a que a sus 97 años esté plena, “vivaracha” y “embarazá” según ella.

¿Muy joven está usted no, Olguita? “Una chamaca y embarazada”, suelta la carcajada.

Y, ¿cómo ha estado? ¡A toda madre!, vuelve a reír.

“Yo en este lugar me siento muy contenta, plena y con mucha energía, me tratan de maravilla, pues me consienten con lo que me gusta. Amo a mis viejitos, a mis compañeros con los que convivo todos los días. Y las que nos limpian la cagada y la miada, no tengo como agradecerles, ya que son muy respetuosas y muy atentas, en verdad, no tengo cómo pagarles”.

Ella nos contó que llegó a México desde hace dos años, aunque a ciencia cierta, no se sabe desde cuando está en el país, pero lo que sí recuerda es que el “Che Guevara” era un hombre de armas tomar. Y que Fidel Castro fue un gran hijo de la fregada.

“Yo estoy aquí porque mi país no era un lugar para vivir, me vine aquí a México porque es cultura, amor y hogar, como aquí, mi nueva casa”, sonrió.

Camina muy lento, se enoja como cualquier persona, pero lo que más le gusta hacer dice, es cantar, pero lo que más le duele en la vida, es que su hija no puede cuidarla, pues tiene cáncer y se tiene que tratar.

“Yo no le pido cosas materiales a Santa o a los Reyes Magos, porque, ¿qué le puedo pedir yo?, ya estoy grande, y ya todo lo tuve, pero lo que si le pido es que me dé mucha más salud, misma para mi hija que tiene cáncer, que Dios la cuide mucho y que siempre me la proteja”, lo dice con una lágrima en el ojo.

Y cuándo cumpla 100 años, ¿qué hará?

“¡A festejar a toda madre!”… ¿con un Tequila? “Con un Tequila, con un Ron, yo quiero festejar mis 100 años aquí en México, mi segunda casa”, finalizó.

Piden víveres, también

Este asilo ubicado en Canal de Chalco #105, Colonia Valle San Lorenzo, en Iztapalapa, estarán recibiendo también donaciones como pañales para adultos, despensas, medicinas, ropa y artículos de limpieza.

También se pueden comunicar al número 55 51684115 con él director y fundador del asilo, Iván García Flores.

ledz

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