Lo que para la mayoría de la humanidad es una forma común de movilidad para la Comuna 13 en Medellín, Colombia, una de las más violentas de la ciudad, se convirtió en una nueva vida gracias a una escalera eléctrica.
La ciudad está dividida en 16 comunas y todos los días se registraban asaltos, secuestros y homicidios, además de que la pobreza aisló a grandes sectores de la comunidad, por lo que el gobierno de la ciudad instaló las escaleras eléctricas techadas.
Ahora, ese proyecto se alista en Ciudad de México, pero combinará escaleras con bandas deslizadoras en la colonia El Pirú, en Álvaro Obregón, al cual la alcaldesa, Layda Sansores, quien ya visitó Medellín para conocer la obra, lo califica como “un sueño”.
“Puede llegar a ser un proyecto subversivo porque va a romper cánones y será un gran detonador por lo vivido en Medellín. Las escaleras eléctricas son el pretexto para sacudir a una comunidad, para cambiarles la mirada, la perspectiva, para darles realmente calidad de vida y sobre todo un sentido de pertenencia”, aseguró Sansores.
Las 27 mil personas que habitan esa zona de la ciudad tienen que subir 63 metros, que equivalen a 23 pisos, para llegar a la avenida Tamaulipas y caminar 500 metros más para acceder al transporte público.
El sistema tendrá 260 metros, cuyo primer tramo consiste en una banda de 60 metros, mientras que el segundo y tercero serán escaleras de 120 metros y 80 de longitud.
“Tenemos un apartado de 120 millones de pesos y en un momento dado aquí hay más. Hemos encontrado mucha solidaridad empresarial y les ha motivado nuestra pobreza y honestidad”, aseguró.
La alcaldesa dice que el proyecto conectará con un “sendero seguro”, pavimentado y con luces LED para dar mayor seguridad.
“Este proyecto nos motiva a seguir haciendo cosas alrededor para cambiar la conciencia y darles un mensaje de cuánto valen (los habitantes de la zona), porque en parte por eso es la delincuencia”, señaló Sansores.
Dijo que ya hay un estudio de uso de suelo y se determinó que es posible hacer las escaleras, no se desplazará a ningún habitante y espera que en un mes se apruebe el proyecto para iniciar la licitación de las empresas que pudieran llevar a cabo la obra y realizarla en ocho meses.
“Es mi sueño y será uno de los hijos predilectos de la alcaldía”, puntualizó Sansores.
VIDA PLENA
Salir de su casa para ir al centro de la ciudad, para alguno de los habitantes del barrio Independencia, en Medellín, representaba más de una hora descender de la montaña, por lo que preferían encerrarse en su hogar, ya que tenían que subir y bajar por veredas muy estrechas.
Actualmente ese trayecto se hace en ocho minutos, la delincuencia bajó 90 por ciento, los ancianos, embarazadas y niños tienen una vida plena y el lugar se convirtió en atractivo turístico.
Colocaron 350 escalones divididos en seis tramos, y la obra duró año y medio; en marzo de 2012 fue inaugurada.
“El proyecto se pensó para que todas la personas bajaran a tirar la basura, pero al hablar con la gente surgió un problema más grande: había quienes llevaban confinados en su hogar hasta 50 años”, comentó la contratista Vanessa Chancia Ángel.
Juan González, de la empresa Desarrollo Urbano, encargada de la obra, dijo que “fue un proyecto de 2010 y que en 2011 salió con un presupuesto de 3.5 millones de dólares. Para realizarlo se platicó con los habitantes de la Comuna 13 para que supieran de qué se trataba y cuál era el beneficio; los llevamos en camiones a centros comerciales para que supieran cómo funcionaban".
Dijo que "se compraron 40 predios, a la gente se le reubicó, todo fue con acuerdos, y cuando terminó la operación teníamos el espacio necesario y amplio para, ahora sí, comenzar la obra".
Para 2014, este desarrollo de movilidad se convirtió en un lugar turístico. Los pobladores se dieron cuenta de ello y decidieron no solo proteger las escaleras, sino ser parte del paisaje citadino con puestos semifijos para vender desde gorras y playeras hasta micheladas.
Y ADEMÁS
EL TURISMO AUMENTÓ 300 POR CIENTO
Juan González, de la empresa Desarrollo Urbano, encargada de la obra, dijo que “la transformación del barrio lo convirtió en un proyecto rentable. Cuando se comenzó a hablar de las escaleras el turismo aumentó 300 por ciento. Los visitantes ya no tienen miedo de sacar sus cámaras, pues la gente del barrio los cuidan”.
En temporada baja se reciben 12 mil personas al mes; en media, 24 mil, y en alta hasta 48 mil.