Para el poblano Antonio Tenorio Adame, quien participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968 como representante de la Escuela de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), “el peligro de la militarización no es solo la presencia de los militares en las calles (…) el problema es quién los juzga por sus crímenes; hoy vemos que (por los hechos de Ayotzinapa, de 20 acciones de prisión solo cuatro se cumplieron porque los militares tienen sus propios tribunales y aplican una justicia sesgada, de protección a sus miembros”.
En entrevista con MILENIO, el ahora académico expuso que uno de los alcances del movimiento estudiantil de 1968 fue la derogación de sus leyes antidemocráticas (los artículos 145 y 145-bis del Código Penal Federal), pues “contribuyeron a la democracia, porque se creó el multipartidismo”.
Asimismo, explicó que la gesta, que tuvo como punto más álgido la represión del 2 de octubre, inició con la entrega del pliego petitorio siete años antes a Humberto Romero, entonces secretario del presidente de la República, Adolfo López Mateos.
“Entre las faenas que hicimos fue la creación del primer comité de presos políticos y en una manifestación llegamos a la puerta del Palacio, donde tuvimos a la Guardia Presidencial pecho a bayoneta, pero nos abrieron la puerta, entramos y entregamos el pliego petitorio”.
Tenorio Adame aseguró que ellos se anticiparon al que se presentó previo a los hechos en Tlatelolco: “Presentamos un pliego con el contenido de lo que después fue el del movimiento. No estoy diciendo que sea el mismo”.
Empero, marcó que los seis puntos coinciden: 1. Defensa de la Constitución; 2. Libertad de presos políticos; 3. Derogación del artículo 145, derogación del artículo 145 Bis (ambos de disolución social); 4. Renuncia del General Luis Cueto y Coronel Rodolfo Mendiolea; 5. Disolución de cuerpo de granaderos; y 6. Indemnización a víctimas de la represión.
Lamentó que esa lucha democratizadora haya sido reducida por muchas personas a la represión ocurrida el 2 de octubre: “Una página poco rescatada”.
Tenorio Adame mencionó que el movimiento quedó circunscrito más en calificar al Estado de represor y condenarlo por ello, en vez de ver los logros, porque los estudiantes tuvieron como base principal el respeto a la Constitución y todas sus demandas particulares se cumplieron: “El movimiento del 68 triunfó, se reprimió sí, pero no fue derrotado”.
Recalcó que la síntesis de la lucha se da con la Reforma del 77 en la Cámara de Diputados; sin embargo, aceptó que en la práctica no se respetó completamente la autonomía de la UNAM porque de alguna manera siempre se presentó un sincretismo político.
El también docente e investigador de Ciencias Políticas de la BUAP, campus Tehuacán, narró que durante su etapa como dirigente estudiantil pisó muchas veces la cárcel, razón por la cual el 17 de septiembre de 1968 al ver un contingente de militares, previo a la conmemoración de la revolución cubana, decidió trasladarse a la sierra de Ciudad Juárez, por lo que no estuvo presente en la matanza de Tlatelolco.
“Me encontré el contingente en División del Norte y Churubusco (...) tuve la persuasión de que el movimiento había sido reprimido y que no había nada que hacer más que buscar otras alternativas, así que fui a un pueblo maderero y ahí se organizó la lucha. Ellos hicieron su pliego petitorio y hoy son ejemplo de explotación silvícola más avanzada de México”.
El 2 de octubre se enteró de todos los acontecimientos a través de una radio de onda corta: “Por la voz de la OEA desde Washington, a esa hora, a las seis de la tarde estaban trasmitiendo”.
De esos hechos, coincide con varios analistas de que el Ejército fue atacado desde la azotea del Edificio Chihuahua por el Estado Mayor Presidencial, “que en ese momento era un agente vinculado a la CIA y a los órganos de Estados Unidos”.
Juventud y convicciones
A 54 años de estos hechos, comentó que cada vez que observa que salen contingentes de jóvenes a las calles a pedir que el 2 de octubre no se olvide, le surge un sentimiento de convicción “de que hicimos lo correcto, porque fuimos los primeros en salir, los primeros en hablar, los primeros en enfrentarnos a los granaderos y al ejército mismo”.
Tenorio Adame dijo que de los hechos trágicos de esa noche “no puede hablar de crimen o razón de Estado, lo que existen son responsables que deben de ser castigados y Díaz Ordaz debió de ser castigado para eso hay tribunales civiles”.
Por último, pidió que se reformen esas leyes para que no se escuden en faltas a la disciplina militar y no puedan tener sentencias menos amigables.
CHM