En Guanajuato, durante 2019, ya se habla de una cifra superior a los 20 homicidios de menores producto de diversos hechos delictivos, pero no es la única cifra que refleja la situación que viven a causa de le violencia, pues también están aquellos que perdieron a uno o a ambos padres, quedando en la orfandad.
En los últimos dos años y tres meses, en Guanajuato se han cometido 4 mil 420 homicidios, y son innumerables las historias de hechos en los que las víctimas iban acompañadas de sus hijos al momento de ser asesinados, pese a ello de acuerdo a una solicitud de información, MILENIO constató que hoy 16 menores están bajo un programa de atención estatal luego de haber perdido a uno o ambos progenitores.
Durante el 2017 se da cuenta que cuatro menores quedaron bajo la atención de instancias estatales, en 2018 la cifra subió a 11, mientras que en lo que va del presente año un menor ha sido sumado a esta lista. Las dependencias que los atienden son la Procuraduría Estatal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, mientras que otros están a cargo de la Dirección de Fortalecimiento Familiar (DIF).
La cifra de menores que se encuentren con la ausencia por homicidio de alguno de sus padres podría ser mayor, aseguran expertos en seguridad pues desafortunadamente no existe un conteo de este tipo de víctimas.
"El estado mexicano no se hace cargo de esos menores, se quedan en la orfandad y si corren con suerte de que algún familiar, ya sea vía paterna o materna se haga responsable de ellos, pues bienvenido si no, adiós. El problema es que al paso del tiempo ellos se pueden convertir en sicarios, en adictos o dedicarse a una vida delictiva, el problema es que al dejarlos en la orfandad eso es fácil que puedan transitar a un escenario delictivo", explicó Martín Gabriel Barrón Cruz, Investigador en ciencias penales y política criminal, en entrevista con MILENIO.
Dos niños se quedaron huérfanos, sus padres fueron asesinados cuando salían del festival del día de las madres. Los hechos ocurrieron a plena luz del día en la colonia Barrio de San Miguel en mayo del 2015.
En ese año, los menores tenían 10 y 6 años de edad respectivamente, ante sus ojos y los de algunos compañeros de su escuela vieron cómo en la calle Río Bravo, hombres armados abrieron fuego a quemarropa. Tras el ataque, Raquel, de 32 años, y Fernando, de 44, murieron instantáneamente, pues los agresores dispararon más de 10 veces al vehículo por el parabrisas delantero y por el lado del conductor.
Otro caso similar, se registró el pasado 11 de mayo del 2017 cuando un hombre fue asesinado a balazos en la colonia Las Américas, mientras se disponía a recoger a su hija en el plantel de una escuela privada.
Óscar, traía escoltas y había llegado en una camioneta, mientras esperaba a su hija y al bajar de la unidad se acercó hacia él un hombre vestido completamente de negro y con gorra negra, el cual según testigos bajó al parecer de una camioneta de color guinda que se encontraba en el lugar y realizó varias detonaciones en su contra.