Los grupos delictivos y la delincuencia siguen operando durante la emergencia sanitaria generada por el covid-19 porque se sienten impunes y se encuentra mejor organizadas ante el debilitamiento de las instituciones mexicanas.
En el punto anterior coincidieron los investigadores de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, académico de Relaciones Internacionales y Ciencia Política; y Mario Arroyo Juárez, coordinador de la Maestría en Administración de la Seguridad de la UDLAP Jenkins Graduate School.
Durante el panel interactivo de la serie Escenarios de Seguridad y Violencia 2020, organizado por la Udlap, Rodríguez Sánchez Lara comentó que los grupos criminales, en muchos casos, no son agentes racionales que persigan los intereses de una organización y operan como individuos que buscan una multiplicidad de objetivos con motivaciones complejas.
Señaló que el ejército, la marina y la guardia nacional tiene miles de elementos disponibles; sin embargo, el problema radica en que carecen de una organización como la que presenta la delincuencia.
Para el especialista en temas de seguridad, la clave para detener la operación de los grupos delictivos se encuentra en el combate a su fuerza financiera mediante el rastreo del dinero que se obtiene de forma ilícita.
“Las estrategias se deben mantener en ciertos rubros y en otros tendrá que cambiar, pero hay un par a fortalecer: el combate a activos financieros delictivos que funcionan para mantenerlos en pie y el aumento a las capacidades de fuerza de una policía nacional”, explicó.
El investigador destacó que México requiere una policía nacional para garantizar la seguridad de más de 15 millones de personas y la Guardia Nacional no es la única solución a los problemas delictivos.
“La guardia nacional no será la panacea, pero al menos México necesita una policía de corte nacional para proteger a más de 125 millones de mexicanos en un territorio tan amplio y tan complicado”, explicó.
Por su parte, Mario Arroyo Juárez, coordinador de la Maestría en Administración de la Seguridad de la UDLAP Jenkins Graduate School, resaltó que existe un principio que permite la operación de la delincuencia, la impunidad.
“La delincuencia organizada se siente con la impunidad idónea ante el relajamiento de las instituciones de seguridad, sea por incapacidad o por voluntad”, manifestó.
Arroyo Juárez comentó que una de las alternativas para contrarrestar la operación de los grupos delictivos se encuentra en el fortalecimiento de los mecanismos de inteligencia de los tres niveles de gobierno, es decir, desde el federal hasta el municipal, pasando por los gobiernos estatales.
“Es ideal que los tres niveles de gobierno fortalezcan sus mecanismos de inteligencia. De la misma forma, las instituciones de policía deben ser vistas como instrumento para protección de la democracia y sus instituciones, para salvaguardar la integridad de las personas, mejorar su calidad de vida y hacer un anhelo, que es la seguridad ciudadana en una constante”, finalizó.
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