Imposible de ver a simple vista, las partículas subatómicas son las unidades más pequeñas indivisibles que conforman a los átomos y prácticamente a toda la materia; sólo imaginarlas puede ser complicado si se considera que en un milímetro se pueden alinear hasta 10 millones de átomos, los cuales en agregaciones dan pie a las moléculas compuestas, que a su vez forman células, tejidos, órganos o materiales.
Pero si son invisibles al ojo humano, ¿cómo se pueden estudiar? La respuesta es la Física de Altas Energías o Física Cuántica; sin embargo, no sólo la teoría propone su existencia, hacen falta experimentos que comprueben y verifiquen su comportamiento. Aquí tienen razón de ser los detectores de partículas, capaces de tomar imágenes de estas pequeñísimas unidades.
Captar su paso, localización, rastrear e identificar a las partículas, además de medir su energía y convertir la información en señales (eléctricas) son algunas de las funciones de un detector, instrumentos que investigadores de la UAP han podido desarrollar desde cero, como parte de su participación dentro del grupo mexicano de científicos del CERN, en Ginebra, Suiza.
Desde 2017, cuando la UAP construyó un detector de partículas en su totalidad a partir de plástico centellador, la Universidad se convirtió en la primera institución en México en crear un instrumento de este tipo con tecnología desarrollada por universitarios, quienes con materiales de fácil adquisición contribuyeron en uno de los experimentos más complejos del mundo, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), en el CERN.
“Los empezamos a construir en la BUAP desde 2017, de hecho somos la única Universidad en México que los hace desde cero. Hay otros grupos que consiguen donaciones de detectores a partir de otros experimentos y los usan, pero aquí se construyen todos los componentes para formarlos”, aseguró Guillermo Tejeda Muñoz, investigador de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) y especialista en instrumentación y construcción de detectores.
El también miembro del grupo de Física Experimental de Altas Energías de la FCFM, explicó que al ser uno de los instrumentos más importantes del LHC, el detector de partículas necesita de otros sistemas para operar de forma óptima, entre estos la electrónica, es decir, los circuitos necesarios para extraer la señal de información que indica qué fue lo que se detectó o qué partícula fue vista. Esta tecnología que no es comercial tiene características muy específicas, como la rapidez o la tolerancia a la radiación, por eso debe diseñarse específicamente para estos detectores.
El grupo de Física Experimental de Altas Energías de la FCFM, destacado por su consolidación y participación en proyectos internacionales, lo integran los doctores Arturo Fernández Téllez (fundador), Guillermo Tejeda Muñoz, Mario Iván Martínez Hernández, Mario Rodríguez Cahuantzi e Irais Bautista Guzmán, además de estudiantes de licenciatura y posgrado.
AFM