En Puebla, el choque multicultural jamás ha sido un tema que pase desapercibido. Al ser una de las ciudades más importantes del país desde su fundación, ha concentrado múltiples historias. En la capital del estado, cada rincón esconde un tesoro, y en uno de ellos encontramos el café turco, que, de la manera más original posible, trae consigo el sabor y el misticismo del Oriente Medio.
La historia del café turco le ha valido ser nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2013. En Puebla, Darío Zarza se ha convertido en el comerciante más popular de este producto en la Angelópolis.
- Te recomendamos Mezcal de cempasúchil envuelve la tradición de Día de Muertos en Puebla Comunidad
Él recuerda con alegría que su primer acercamiento al buen café fue gracias a su abuelo, quien desde muy pequeño le permitía probar los fuertes y dulces sabores de esta bebida.
“A mi abuelito, una señora le hacía su café todas las mañanas, un café expreso muy rico. Entonces él siempre me daba, siempre me gustó el buen café, y en ese entonces era de Veracruz, porque era una potencia en el tema del café”, señaló Darío.
En una de las mesas de su establecimiento, ubicado en la calle 16 de Septiembre, Zarza comentó en una entrevista para MULTIMEDIOS Puebla que su historia con el café ya estaba casi en la mesa. A los 17 años, sin mucho que pensar, puso su primer negocio de café en el entonces Distrito Federal (DF), ahora Ciudad de México.
“Me gustaba mucho y me iba muy bien, pero mi mamá me regañó; me dijo que debía estudiar, así que lo vendí y continué en la escuela”.
A pesar de esto, los años solo hicieron que Darío conociera más sobre este grano y sus riquezas, llevándolo a tener contacto con muchas más variedades, recetas y tradiciones. Años más tarde, trajo a Puebla un establecimiento con sabores internacionales. El café turco, conocido por su dulce sabor pero fuerte impacto, se posicionó rápidamente entre los favoritos de los amantes de estas bebidas en Puebla.
El café arábigo molido se lleva a una consistencia similar a la harina, refinado para extraer lo mejor de sí. Solo después de ser tostado comienza el proceso que Darío realiza de manera tradicional en “La Chabelita y el Messie”, cuidando el sabor. El experto en materia relata a sus clientes los orígenes de esta bebida y tradición, mientras calienta arena refinada en una bandeja de cobre. Al grado de que un cezve del mismo metal hierve el agua con café molido, previamente revuelto con una cuchara, Darío dice: “Ahí comienza la magia”. Un doble hervor es necesario para que el café deje salir los aceites del grano molido, que darán el sabor característico de esta bebida, que puede o no ir acompañada de azúcar.
La forma en que Darío Zarza elabora cada uno de sus productos se ha vuelto atractiva para más de un poblano. Desde el aroma, el proceso artesanal y la presentación, disfrutar de una taza de café convierte a este establecimiento en una experiencia completa para los sentidos.
La mística vidente
Desde los orígenes de su historia, el café turco fue una herramienta para los videntes que practican la taseografía, con la que leen el destino, lo místico del pasado e intentan develar algunos secretos del futuro. Para complementar la experiencia en “La Chabelita y el Messie”, se encuentra Laura Lastra, experta en cafeomancia.
Los clientes pueden solicitar que se les “lea el café”. Deben colocar la taza con la parte superior contra el plato, haciendo movimientos circulares y luego poniéndola en su posición habitual, es el primer paso para que Laura observe los “pozos” y líneas que el residuo del café dejó en la taza. La vidente señala tener la capacidad de “analizar” imágenes de animales, números y colores, lo que le permite ofrecer una lectura precisa sobre lo que les depara el futuro.
AAC