Detectan cientos de murciélagos hibernantes en 20 cuevas frías de la CdMx

Un viaje al interior de las cuevas de lava del volcán Xitle nos muestra que los murciélagos de la Ciudad de México también hibernan y, al despertar de su larga siesta en la primavera, salen a comer insectos, por lo que son valiosos controladores biológicos de plagas que podrían afectar nuestros cultivos como el maíz o el arroz.

Para comprender mejor el proceso de hibernación de los murciélagos –del que aún se sabe poco–, desde 2018, el biólogo Daniel Ramos, del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del Instituto de Ecología de la UNAM, coordina una investigación sobre murciélagos hibernantes en cuevas de todo el país, bajo la expertis del doctor Rodrigo Medellín, conocido como “El Batman de México”.

Hasta el momento, han identificado entre ocho y diez especies de murciélagos hibernantes que han sido encontrados en 78 refugios, en 21 sitios de 11 estados. En la Megalópolis, han identificado cinco especies diferentes de murciélagos hibernantes en 20 frías cuevas, localizadas en Los Dinamos, Milpa Alta y en el Xitle en Ciudad de México; además de Tlazala en el Estado de México.

“Estamos haciendo una evaluación de murciélagos hibernantes, y estas cuevas que son frías que se encuentran en las zonas elevadas en el bosque de agua alrededor de la Ciudad de México, principalmente albergan a murciélagos de la familia Vespertilionidae y cada año venimos a revisar cuántos números de estos murciélagos hay aquí, qué especies están aquí, más o menos desde qué fecha”, señaló Daniel Ramos Huapaya, en entrevista con MILENIO.

​Los murciélagos son los únicos mamíferos que vuelan y quizá por ser animales de hábitos nocturnos, son incomprendidos por la humanidad e injustamente –primero– culpados de causar la pandemia de covid-19. Ahora, se les responsabiliza del regreso de la rabia humana a México, pero lejos del estigma como villanos, se trata de animales que bien podrían considerarse héroes ecológicos, debido a que brindan servicios ambientales que benefician a las personas.

Al iniciar 2023, en medio de la polémica por los casos de rabia humana en tres niños en Oaxaca, que dieron positivo a rabia de la variante V3 que pertenece a una especie de murciélago hematófago, el investigador Ramos Huapaya y dos de sus estudiantes de Biología, Liliana Rosas y Aarón Romero, comenzaron sus expediciones en las faldas del Ajusco, al sur de la Ciudad de México, sin ningún temor y con la firme convicción de estudiar a estos pequeños mamíferos alados, para derribar mitos y miedos.

“Lamentablemente así como pasa con las serpientes y tiburones, los murciélagos son animales que se han ganado una mala fama, ya sea por Hollywood, por mitos, por miedos a la oscuridad, o a lo desconocido. Los murciélagos son animales muy chéveres que nos ayudan en muchas cuestiones ecológicas y que sirven al bienestar del ecosistema en general”, apuntó Ramos Huapaya.

A la expedición se suma el espeleólogo Rafael González, certificado en rescate en montaña, quién nos guía a través de estas peculiares cavernas. “Estos túneles lávicos son el vestigio que dejó el volcán Xitle cuando hizo erupción hace 1600 años aproximadamente y generó lo que es el pedregal de San Ángel, San Nicolás, y Sant Úrsula Xitla. Es un sistema que consta de 40 cuevas, de las cuáles 23 las podemos recorrer”.

Para el proyecto universitario, se exploran seis cuevas donde desde finales de septiembre a marzo, hibernan los murciélagos que en el verano viven en edificios y zonas deshabitadas de la Ciudad de México.

“La hibernación es un proceso muy sensible en la vida de los murciélagos, puesto que se preparan gran parte del año para almacenar reservas de grasa y poder con esas reservas, aguantar todo el invierno a lo largo de los meses fríos donde los no pueden tener comida”, explicó Daniel Ramos.

Durante la expedición de 10 horas, encontramos hibernando un grupo de murciélagos de las cuevas (Myotis velifer), una especie común en el centro de México.

“En las cámaras de esta cueva, hay decenas y cientos de murciélagos que se congregan cada año para pasar el invierno, bajando su temperatura, bajando su metabolismo y así, ahorrando energía para que les aguanten todo el invierno que están ahí inactivos y, cuando empieza a hacer más calor, puedan salir otra vez”, dijo Ramos Huapaya.

También detectamos en solitario a murciélagos orejones (Corynorhinus mexicanus), que también son murciélagos insectívoros, “usan sus grandes orejas para detectar a sus presas, tienen un par de protuberancias que se proyectan desde el hocico hacia los ojos, es característico de este género, Corynorhinus”, explicó el experto.

Uno de los objetivos de la investigación es identificar las cuevas que estos pequeños mamíferos utilizan como refugio invernal, para protegerlas del cambio de uso de suelo, el relleno o derribo y de un turismo mal llevado, ya que “si nosotros perdemos estas cuevas o alteramos a los murciélagos que están en esta fase crítica de su vida, prácticamente estamos afectando a los murciélagos que luego podríamos ver en el verano. No vamos a disponer de ese rol ecológico que cumplen como insectívoros al controlar insectos plagas de algunos cultivos”, resaltó el investigador.

A lo largo de la jornada, sin alterarles su sueño, el equipo toma signos vitales a una pequeña muestra de mamíferos, y solo realizan el manejo de un ejemplar, “para poder determinar su especie, saber de qué sexo es, su edad y así recopilar datos de qué tipo de individuos son los que están utilizando estas cuevas para hibernar”.

“Se sabe que en algunos lugares solo los machos hibernan y en otros lugares las hembras, de repente puede haber una separación entre adultos y juveniles; en este caso, éste individuo nos ha proporcionado información de que en estas cuevas pueden estar hibernando hembras adultas, que no están aparentemente preñadas, ni en lactancia”, detalló.

Además, explicó que las alas de los murciélagos son en realidad sus manos, ya que sus largos dedos están unidos por una membrana que se despliega como abanico.

“Acá podemos apreciar su ala, que son dos membranas, tiene varios vasos sanguíneos y fibras musculares, lo chévere es que se pueden regenerar relativamente rápido cuando se laceran y son muy plegables, son muy flexibles, si nos damos cuenta esta es su mano, a diferencia de las aves. Este dedo de aquí, es el pequeñito, es el pulgar, y acá están los otros cuatro dedos”, mostró.

Se estima que en el mundo hay más de mil 400 especies de murciélagos, el 10 por ciento habita en nuestro país, es decir 140 especies, de las cuales 25 se han registrado en la Megalópolis.

“Los murciélagos son increíblemente diversos, los hay de este tipo de murciélagos que hibernan y que se alimentan de insectos que nos ayudan a los cultivos de nuestra mesa. Los murciélagos también polinizan bebidas tan importante para nuestro país como el tequila, como es el mezcal y también hay otros murciélagos que se alimentan de fruta, tan cotidianas para nosotros como es el mango, el higo, etcétera, y que gracias a ellos tenemos”, dijo Liliana Rosas, tesista y colaboradora del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres.

Es innegable que los murciélagos pueden portar y transmitir el virus de la rabia pero, según la Organización Mundial de la Salud, los perros son responsables del 99 por ciento de los casos de rabia humana en el mundo; por lo que conocer más sobre la biología y ecología de los murciélagos, ayudará a derribar los miedos creados alrededor de estas criaturas aladas, cuya presencia garantiza que bosques, selvas o desiertos se mantengan saludables en beneficio de las generaciones humanas.

HCM