A una semana de la implementación del semáforo verde en la Ciudad de México, meseros, pequeños comerciantes y dueños de restaurantes ven una ligera mejoría en sus ventas pero temen regresar a amarillo, pues esto significaría reducir el aforo y tiempo a su jornada laboral, además de que muchos comensales siguen con miedo.
A 15 meses del inicio de la pandemia del covid-19, en la capital del país, una de las entidades más afectadas por el aislamiento debido a sus zonas turísticas y un considerable número de negocios y establecimientos, las calles ingresaron a la tan esperada etapa de la “nueva normalidad”, llamada semáforo verde, que permite más “libertad” a los capitalinos y favorece a los negocios.
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Para Adolfo Esparza, dueño de la cafetería “Café Quetzal”, ubicada en la colonia Tabacalera, entrar a color verde significó un cierto alivio para su negocio familiar con más de 19 años de servicio, pues al ser un hombre pensionado y ser su tienda su mayor fuente de ingresos, los gastos y deudas se le incrementaron por la pandemia.
“La pandemia nos ha afectado mucho, en verdad mucho, hubo meses en la primera etapa que no teníamos ninguna venta, es más, teníamos el negocio cerrado y no sabíamos cómo iba a actuar la pandemia; actualmente ya se abrió poco a poco y sí ha mejorado la venta (…) ahora el verde, nos ha favorecido aproximadamente entre un 10, 15 por ciento, más o menos”, afirma.
El estar tanto tiempo en semáforo epidemiológico rojo afectó las ventas y los negocios en todas las formas; sus clientes aún no se acostumbran a las rutinas que tenían antes del covid-19, como dejar en la escuela a los menores e ir a degustar un desayuno callejero o salir de las jornadas de trabajo y comprar algo para “matar el antojo”, por lo que los restauranteros temen que la apertura sea momentánea.
“Tenemos aquí gente que es de la tercera edad y no la hemos visto desde marzo del año pasado y viven por esta zona, eran clientes asiduos y a raíz de la pandemia dejaron de venir, creemos que pueden estar vacunados, pero el temor aún persiste. Durante la pandemia he tenido que financiar la parte que no se vende, la tengo que financiar con recursos, ya sea míos o de préstamos bancarios”, afirma el señor Esparza, quien detalla que el préstamo que le proporcionó el gobierno de la ciudad para su negocio, sólo le sirvió para un mes de renta de su local.
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Durante un recorrido que MILENIO realizó tras el primer fin de semana en semáforo verde de la capital del país, pudo constatar que los locales de comida, bares y restaurantes deben de trabajar a marchas forzadas para que los comensales se sientan seguros de comer en sus locales y negocios, esto a pesar de que ya se les permite un aforo del 50 por ciento en interiores, ocupar banquetas y terrazas y cerrar hasta las 12 am.
“Nosotros contamos con todas las medidas de sanidad posibles, tenemos en la cocina una extrema limpieza para que se sientan con confianza, pero sigue habiendo miedo por parte de la gente, de esta situación a pesar de que ya estamos en etapa de vacunación, la gente aún tiene miedo de salir a las calles; para nosotros la pandemia fue un golpe muy fuerte, desafortunadamente varios de nuestros compañeros se enfermaron de covid, algunos fallecieron, entonces emocionalmente y económicamente estamos mal, el que lleguen el 50 por ciento de los clientes, para empezar no tienes el mismo ingreso”, declaró Frida Betancour, trabajadora del restaurant bar L’ea.
A pesar de que para muchos el semáforo verde fue señal de alivio, para otros llegó demasiado tarde, tal es el caso de Alejandro Godínez, quien es fotoperiodista de profesión, pero la pandemia del covid-19 dio un rotundo giro a su vida y tuvo que dejar las calles y las coberturas; durante unos meses, el restaurante que abrió junto con su esposa los ayudó para salir de los gastos, pero con la prolongación del semáforo rojo ya no les fue factible seguir y tuvieron que cerrar, ahora él y otro colega del medio abrieron una refaccionaria de bicicletas, negocio que afirman ha sido una salvación para ellos y sus familias.
“Mi esposa y yo abrimos un restaurante, iba muy bien había mucho aprendizaje pero se vino esta situación mundial de pandemia y lo tuvimos que cerrar porque ya no era la opción para poder sostenerlo y pagar rentas. Esto es completamente diferente, se extraña un poco la adrenalina de las calles y la fotografía diaria, pero bueno también esto está bonito, es aprendizaje conoces nueva gente y lo más importante te da chance de poder subsistir y pagar tus rentas”.
Todos los trabajadores de la industria restaurantera y de comida corrida piden al gobierno capitalino y a sus clientes trabajar en conjunto para no volver a caer en semáforo amarillo o en el peor de los casos volver al rotundo rojo, por lo que afirman harán su parte para mantener el verde como la aplicación de las medidas de salubridad.
Cambios, nuevos retos y muchas incógnitas, es lo que ha dejado el semáforo verde en la capital del país. Los dueños de negocios y trabajadores confían en que no haya un retroceso en la curva de contagios y defunciones.
FS