Después de que hace más de seis meses se declarara la emergencia sanitaria a nivel mundial y de la escasez inicial, los cubrebocas han mutado, y ahora se ven por toda la capital mascarillas de super héroes, princesas, luchadores, políticos, actores, animales y hasta protagonistas de programas de televisión y películas.
La creatividad de los mexicanos se hizo patente en esta pandemia que confinó a la población a permanecer en sus hogares, y ahora se ven por las calles los Batman, Superman, Bob Esponja, Toy Story, El Guasón, Dali, Betty Boop; también se hacen presentes lso cubrebocas de equipo América, Cruz Azul, Chivas y personajes como el Santo, Blue Demon, la Catrina, y un sinnúmero.
Algunos son elaborados por cooperativas con motivos indígenas, otros con leyendas, consignas y exigencias políticas, muchos más están a la moda.
Queda claro que el covid-19 no es lo único que invadió las calles en diferentes partes del mundo, también los cubrebocas que se han convertido en algo indispensable para nuestra nueva normalidad.
Y hay que decir que este implemento no solo ha servido para cuidar la salud propia y de los demás, sino para aliviar la crisis económica que cayó sobre miles de hogares mexicanos.
Después de la escasez y la alta demanda de este insumo durante los meses de abril y mayo, ahora se les ve al por mayor en cualquier esquina, calle, estación del Metro, plaza comercial, mercados y farmacias.
En la ciudad de México, al salir de la estación de metro San Juan de Letrán, lo primero con lo que la vista se encuentra al final de las escaleras, es un puesto de cubrebocas. Una cartulina neón y plumón negro adornan la rejilla en la que se muestran los artículos, con la leyenda “KN95 a solo 25 pesitos”.
Entre la multitud que ahora circula por las calles del centro, se evidencia que cientos de comerciantes informales, talleres, empresas y distintos negocios, se han enfocado a la producción y venta de estos complementos que ahora son parte de nuestro atuendo diario y obligatorio, si es que planeamos salir de casa.
Hay de todos los precios, el más barato y sencillo que prácticamente es transparente cuesta cinco pesos, y el más caro que nos encontramos en un recorrido fue uno de material tipo látex que cuesta quinientos pesos. Pero digamos que el promedio está entre los treinta y cincuenta pesos, pensando en comprar uno reutilizable o un KN95 de color blanco.
El bullicio y los transeúntes te arrastran por la calle 16 de septiembre, donde un bolero reposa leyendo el periódico con su cubrebocas de Bob Esponja.
A pesar de que encuentras un letrero que dice "se venden cubrebocas” en cualquier esquina, resulta irónico que hay personas que decidan no usarlo o llevarlo de forma incorrecta.
Lo usan como gargantilla o gorra, en el cuello, en la barbilla, con la nariz descubierta o lo traen en la mano para argumentar que sí lo tienen.
Entre el mar de gente que se encuentra en las calles, sobre todo del centro de la ciudad, en las plazas y mercados, es imposible no notar a quienes no lo llevan puesto, hasta los ven raro e incluso la gente se aleja de ellos.
La calle República de Chile, que nos lleva casi directo al tianguis de la lagunilla alberga boutiques de vestidos, zapatos y recuerditos para la bodas, quince años, bautizos o primera comunión.
Si tienes presupuesto, ahí hay opciones “elegantes”, encontraras uno que haga juego con tu vestido de fiesta o incluso te lo pueden hacer a tu gusto en alguno de estos locales.
En el Eje uno norte, entre el ruido de los autos, camiones y transeúntes, se encuentra la señora “Coco”. Se dedica al comercio informal desde hace varios años, vendiendo ropa y artículos de temporada. A partir de los meses de abril y mayo, a raíz de la pandemia, ella y su familia se mudaron por completo a la producción y venta de cubrebocas.
"Nosotros tenemos un taller en la casa, y los hacemos con todas las medidas de seguridad. Llevan dos capas de tela y los tratamos de hacer para que quien los use esté cómodo".
Los vende afuera del mercado de la Lagunilla, en un puesto pequeño, cuelga con pinzas para la ropa los cubrebocas que ya están dentro de su bolsa de plástico. Se encuentra todos los días, está ubicada estratégicamente en una de las entradas del mercado, pues sin cubrebocas no se te permite el ingreso a este lugar.
Al adentrarse en el mercado ambulante salta a la vista un puesto de playeras con unos pocos cubrebocas, donde el dueño del local comentó: “Si, yo los hago, pero mi fuerte son las playeras. Esto de hacer cubrebocas ya no es rentable, todo mundo ya vende, hay de todos colores y sabores”.
A lo largo del recorrido encontramos un pequeño puesto llamado “Shexzit” con artesanías y unos cubrebocas manufacturados en Puebla con diseños bordados, colgados en lo alto del puesto como si fuera un tendedero.
"Estuvimos trabajando en una maquila en Puebla haciéndolos y ahorita ya estamos de regreso, lo mío son las artesanías. Pero estos los trae mi esposo de allá”.
Entre las carpas y las estructuras de metal se albergan cada domingo miles de personas que se reúnen para vender y comprar en este espacio que al parecer al adentrarte en el no existe el coronavirus y se vuelve un poco a nuestra antigua normalidad pues se ve a la gente comiendo en los puestos ambulantes como si nada, bebiendo una buena michelada.
Llegamos con la señora Elisa, que tiene un puesto donde vende tuppers y mandiles en el tianguis, pero comenzó a fabricar cubrebocas desde los primeros meses de la contingencia por covid-19.
“Yo me dedico a hacer uniformes escolares, pero desde que comenzó esto, los uniformes y ropa que usan en los hospitales ha sido lo que más se ha vendido.
Y de paso los cubrebocas, estos se pueden lavar, me gusta elegir diseños que le gusten a mis clientes, no son muy caros, cuentan 20 pesitos y también hay de diferentes tamaños, para niños, para adulto y pues unos un poquito más grandes para los hombres que tienen barba”.
Nuestro recorrido siguió entre los puestos donde encontramos la mascarilla más extravagante que habíamos visto hasta ahora. Es de una marca que se llama “te vestimos para el Apocalipsis” es una máscara que simula tener el pico de un cuervo y está hecha de un material tipo látex, esta cuesta quinientos pesos y la tienen en color rojo y negro.
jamj