Grupos organizados de talamontes siguen devastando el denominado Bosque de Agua, enclavado en la Sierra de las Cruces, al norte del Estado de México, por lo que cansados de que las autoridades ambientales no han frenado ese delito, los propios comuneros afectados decidieron bloquear por completo su principal carretera, en demanda de que la Guardia Nacional se instale de manera permanente en el municipio de Isidro Fabela, para proteger los recursos naturales.
“No nos han hecho caso, nosotros somos 847 comuneros los que pertenecemos a esta comunidad, que tomamos la opción de cerrar la carretera, porque pasaban de 10 a 15 camionetas cargadas con trozo, con lo clandestino de nuestra comunidad; tapamos la carretera para ver si así nos hacían caso, pero pues no ha habido una respuesta definitiva”, lamentó Laurentino Ayala, presidente del Comisariado de Bienes Comunales Santiago Tlazala, del municipio mexiquense de Isidro Fabela.
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En esta zona, la tala clandestina ha dejado huella en diversos parajes en lo profundo del bosque y cerca de las carreteras, se observan los tocones sin las marcas de aprovechamiento forestal, además de trozos de madera, ramas y follaje abandonado, que representan un potencial riesgo de incendio, en época de sequía.
El problema de la tala clandestina lleva 10 años en aumento; los comuneros que por un lado realizan extensan jornadas de reforestación y el aprovechamiento legal de sus bosques, están hartos de que los criminales entren a devastar su territorio, a merced de la impunidad.
“Ha habido mucha devastación, entraban de 15 a 20 camionetas diarias cargadas de tala clandestina, de trozo, para nosotros es muy importante detener esa tala”, señaló Laurentino Ayala.
Así es que desde el pasado 17 de octubre, comuneros de Santiago Tlazala mantienen bloqueada su principal carretera, a la Presa Iturbide, que conecta el municipio de Isidro Fabela con el municipio de Otzolotepec, de donde proceden los grupos criminales de talamontes que se han dedicado a destruir los bosques de los municipios vecinos de Isidro Fabela, Jilotzingo, Nicolás Romero.
Las autoridades conocen la problemática, pero los comuneros acusan que no se han realizado las acciones que puedan erradicarla y proteger sus 845 hectáreas.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente se limitó a decir a MILENIO que los talamontes trabajan en grupos organizados que cuentan con equipos sofisticados de comunicación y vigilantes que les avisan sobre la presencia de autoridades; por lo que los afectados siguen clamando apoyo.
“Es muy grave la tala, aquí tenemos una tala clandestina ya de 10 años atrás; no se ha podido detener, hemoshecho denuncias a diferentes dependencias, a Gobernación le dirijimos un escrito donde queríamos una solución para la tala clandestina incluso al presidente Andrés Manuel López Obrador donde nosotros estamos pidiendo un destacamento aquí en el Llano de la Horca, que es el paso de todas las camionetas que pasan lo clandestino que va hacia Jilotzingo, no nos han hecho caso”.
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Aunque el bloqueo de la carretera logró reducir la tala en esta zona, reconocen que ha generado problemas de movilidad para la población, además de que los comuneros ya no pueden sostener la vigilancia por sí solos, por ello, piden la instalación urgente de un campamento de la Guardia Nacional.
Entre dos comunidades, Santiago Tlazala y Santa Ana Jilotzingo ofrecen 5 hectáreas en el Llano de la Horca para instalar el destacamento, a 100 metros del sitio donde mantienen el bloqueo.
“Desgraciadamente hemos tenido atentados nosotros ya no podemos acercarnos como antes que venían las camionetas, ahora nos están este nos han agredido, e incluso un compañero fue herido de bala, a ver si así nos escuchan las autoridades correspondientes y le puedan dar una solución”, dijo el presidente del comisariado.
En abril pasado, en esa misma zona, tres jóvenes talamontes resultaron baleados por elementos de la Guardia Nacional que realizaban un operativo; aunque sus familiares pretendieron victimizarlos, los comuneros de los municipios afectaron los señalaron como integrantes de los grupos criminales que devastan estos bosques, que producen el agua para el Valle de México.
“Aquí nuestros mantos acuíferos están disminuyendo el agua el agua, nos está disminuyendo en el pueblo, por eso es importante que le pongan un poco más de empeño a esta comunidad, es un pulmón de México porque de aquí el escurridero llega al río Lerma”, destacó Laurentino Ayala.
La zona afectada se encuentra dentro del Parque Estatal Otomí-Mexica donde predominan los ecosistemas de bosques de coníferas, dominados por el pino de las alturas y bosque de oyamel, una zona de recarga que provee de agua al Valle de México y Estado de México.
Los expertos indican que en esta región que se encuentra dentro de la Sierra de las Cruces y el Chichinautzin, –que separan a Ciudad de México de la ciudad de Toluca–, habitan una de cada 10 especies de plantas, animales y hongos conocidas para todo el país entre ellos el ajolote de arroyo de montaña.
Además, hay una alta concentración de especies endémicas, debido a que la región está en la Faja Volcánica Mexicana, lo que constituye una barrera biogeográfica, que restringe la distribución de las especies.
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HCM