El coronavirus me ha orillado a ofrecer mis flores de puerta en puerta

“El gobierno nos dice que nos tenemos que encerrar para evitar los contagios, pero que vamos hacer si no tenemos que comer".

La comerciante indicó que la angustia crece cada día, debido que conforme pasa el tiempo se expone a ser contagiada. (Andrés Lobato)
Angélica Tenahua
Puebla /

La señora María Virginia Pacheco, quien vende flores y aguas frescas en el día, en la calle 16 de septiembre entre la 5 y 7 poniente a unos pasos del Zócalo capitalino, tuvo que cambiar su dinámica comercial, pues vende cubrebocas, y camina varias calles para ofrecer su producto, esto debido a la contingencia por el coronavirus, y que ha provocado la crisis económica en el país y del estado.

En entrevista para MILENIO Puebla, señaló que una vez que llegó la pandemia al estado sus ventas comenzaron a tener afectaciones, pues sus principales clientes son las personas que circulan por la zona.

La señora relató que los primeros días se desplomaron sus ingresos a un 30 por ciento, pero conforme pasó el tiempo, disminuyeron hasta un 10 por ciento, por lo que es a cuenta gotas la llegada del dinero.

Ante esto, señaló que se vio en la necesidad de tomar sus flores y salir de su negocio y tocar puerta por puerta para tener ingresos, al señalar que en ocasiones ha caminado del primer cuadro de la Ciudad a la colonia La Paz.

“El gobierno nos dice que nos tenemos que encerrar para evitar los contagios, pero que vamos hacer si no tenemos que comer, dicen que están repartiendo despensas pero aquí no han llegado los apoyos”, enfatizó la entrevistada.

La comerciante indicó que la angustia crece cada día, debido que conforme pasa el tiempo se expone a ser contagiada, sin embargo la necesidad la hace salir, toda vez que del negocio dependen 10 personas de las cuales 5 son menores de edad.

Agregó que al día vende de 50 a 100 pesos y anteriormente tenía ingresos superiores de 300 pesos con la venta de flores.

Asimismo, comentó que por las noches realiza la venta de esquites y elotes, que también se desplomó, por ello buscó otras estrategias para sobrevivir: vender cubrebocas.

La vendedora precisó que sus principales clientes son de las oficinas y transeúntes que circulan en esta avenida, pero al cancelar toda la actividad comercial y laboral, no hay clientes.

María Virginia comentó que cuenta con más de 20 años viviendo en el Centro Histórico y a pesar que está a unas calles del Palacio Municipal, no ha recibido ayuda del ayuntamiento.


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