El coronavirus me pone nerviosa pero Dios me protege de enfermarme, dijo la abuelita quien tiene 82 años. Doña Anita es una abuelita que vive sola en un departamento en Ciudad Madero, tiene 82 años y pese a que tiene familia, pocos son quienes se acuerdan de ella, por eso prepara quequis y pasteles con lo que se solventa económicamente.
"Lo del coronavirus me pone nerviosa nada más, pero tengo fe en Dios que a mi no me llega, yo no me enfermo porque Dios es grande y maravilloso, conmigo, con mi trabajo soy la mujer más feliz con lo que hago", expresó.
Dijo que una vez una persona la paro para decirle que regresara a su casa y que ella le respondió que no se podía dar el lujo de hacer eso porque ella no dependía de nadie y que necesita del dinero, el que gana haciendo repostería. Donde como utensilios ocupa latas de sardinas y atún con lo que le da forma al pan, los cuales con sus propias recetas hace.
Aseguró que se siente sana y aunque tiene que andar de un lado para otro, no le incomoda así camine diez cuadras. De hecho destacó que algunos negocios la ayudan promocionando su trabajo, de esa venta sobrevive.
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