“Sí, sí veníamos jugando, pero no fui el único que venia brincando”, aseguró Rodrigo Quintana, ayudante municipal de la colonia Amatitlan de Cuernavaca, quien ha sido identificado como uno de las personas que saltaba sobre el puente del Paseo Ribereño que ayer se desplomó.
Entrevistado vía telefónica, debido a que por recomendaciones legales no permite ser visitado ni videograbado, Rodrigo Quintana rechazó haber sido el culpable de que el puente cayera, puesto que es claro que la cantidad de personas que pasan por ahí al mismo tiempo no era la más recomendable.
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Luego de los hechos sucedidos ayer, que dejaron a siete personas lastimadas y a una veintena más con golpes y rasguños, el alcalde de Cuernavaca, José Luis Uriostegui, consideró una imprudencia que algunas personas hubieran brincado cuando atravesaba el puente con un séquito de 25 personas. “Que no me quiera echar la culpa”, espetó.
Tras esa declaración, las redes sociales dieron por hecho que Quintana era el responsable del colapso del puente, lo que le obligó a tomar previsiones legales y a recibir el apoyo de sus vecinos y representados:
“Mis abogados me dijeron que en este momento no diga nada (…) ya cuando haya posibilidad, los llamaremos para platicar, para hacer una rueda de prensa”.
Además, informó que ha llamado “en varias ocasiones a la gente del Ayuntamiento” sin obtener respuesta. Quintana negó haber actuado de mala fe, y argumentó que la mejor forma de probarlo es que junto a él estaba su hijo Rodrigo, de 12 años de edad, quien cayó del puente, pero por su peso y altura, aterrizó sobre el fondo de la Barranquilla, de cerca de tres metros de algo.
“¿Tú crees que si fuera planeado tirar el puente hubiera ido mi hijo conmigo?”, preguntó el ayudante municipal, quien espera en breve hablar con el alcalde Cuernavaca y con el resto de los heridos.
LP