María Fernanda Rivero Moreira, relató el caso de su abuela Genoveva Llamas, quien sufre de cataratas, por lo que se sometió a una cirugía en la Clínica número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
A través de una denuncia en redes sociales, explicó que en primera instancia, la paciente estaba programada para su intervención el pasado 3 de abril, cuando le removerían su catarata del ojo izquierdo. Sin embargo, antes de entrar al quirófano, la cirugía fue cancelada por falta de material.
A la también pintora y profesora le reprogramaron su cita para el 17 de abril, día en que la operación duró 2:30 horas con una recuperación de cuatro horas, lo cual narra su nieta, “se nos hizo bastante raro puesto que nos habían comentado que era una operación ambulatoria”
Al salir, la paciente estaba sedada y presentaba un dolor en la garganta, “con esto último ella se asustó pues no le daban explicación del porqué. Llegó a casa y comenzamos a darle el tratamiento indicado, tenía una hemorragia muy fuerte en el ojo porque se rompió una venita”, cuenta Fernanda.
“Seguía doliéndole la garganta, revisamos y la tenía muy roja, suponemos que la sedaron y la intubaron”. Sin embargo, en los estudios preoperatorios les indicaron que para la intervención utilizarían anestesia local ya que sufrió un infarto con anterioridad.
A pesar de estos “detalles”, la familia suponía que la adulta mayor iba evolucionando favorablemente. Pero, tras una semana de los hechos, despertó y no podía ver, un día antes su vista había mejorado, por lo que esto alertó y asustó a quienes la cuidaban.
A la paciente la llevaron con urgencia con un oftalmólogo privado, quien les indicó que su ojo se encontraba muy inflamado, posiblemente debido a una infección severa (endoftalmitis) y que debían hacerle estudios, además le aplicaron inyecciones de antibiótico directo en el ojo.
Tras el caso y la preocupación de su familia, un tío de Fernanda acudió a consulta con el médico del IMSS que operó a Genoveva Llamas, con el fin de obtener una explicación, pero el especialista “fue muy grosero, negó que la operación tuviera fallos y ni siquiera se tomó la molestia de revisar los estudios nuevos”.
Además, en el consultorio por lo menos otros cinco pacientes estaban formados ante la misma situación: personas afectadas por el mismo cirujano.
Cuando regresaron a la clínica privada, a Fernanda y su abuela les indicaron que no se trataba de endoftalmitis y que la infección poco a poco va cediendo, pero el ojo sigue muy inflamado.
El médico les explicó que el cirujano no retiró la catarata completa, “quedó un pedacito y se movió atrás del ojo, lo cual causa la inflamación y no ve porque un poco del vítreo del ojo se pasó a través del iris”, por lo que deben operarla de nuevo.
Además, el doctor particular confirmó que la paciente fue intubada y sedada, por lo que la familia pide justicia, una explicación por parte del cirujano y que se atienda cada caso similar registrado en el IMSS.