El Papa Francisco, en su visita a México en 2016, realizó una misa ante una multitud de fieles que se congregaron en Las Américas, donde la Diócesis de Ecatepec, en el Estado de México, fue la anfitriona.
Posteriormente, el gran altar donde el sumo pontífice realizó la consagración se cortó en tres partes y una de ellas fue enviada a Tlalnepantla, a la pequeña parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que ese mismo año se amplió con el fin de albergar a más fieles, contó a MILENIO el párroco de ese templo católico, Juan Jacobo.
“Justo cuando el Papa había venido a México, se estaba construyendo este presbiterio y el obispo tuvo a bien para poder ayudar a las necesidades de esta parroquia que apenas estaba construyendo regalarle el altar en el que el Papa Francisco celebró la misa en el 2016” explicó el párroco de Nuestra Señora del Carmen.
Durante el último lustro, ese altar ha presenciado las liturgias de bautizos, bodas, XV años y también eventos tristes, como misas de cuerpo presente; pero la mayor presencia de fieles que llegaron en busca de consuelo ocurrió con la tragedia del 10 de septiembre, cuando un deslave del cerro del Chiquihuite sepultó varias casas.
Al recordar esa desgracia que enlutó a toda la comunidad de la colonia Lázaro Cárdenas en el municipio de Tlalnepantla, Juan Jacobo consideró que el hecho de que hayan sido bendecidos con el altar donde oficio el Papa Francisco le ha ayudado a todos a sobrellevar el mes que esa parroquia fungió como uno de los albergues para los damnificados.
“A pesar de las pruebas que nos ha presentado, como el desgajamiento del cerro, siempre nos ha manifestado detalles de su amor, de que no nos deja solos y que siempre hay una fuente de consuelo para esta comunidad; el altar es un ejemplo”, aseguró.
Ese altar lleva una placa dorada con letras grabadas que recuerdan que el 14 de febrero de 2016, el Papa Francisco consagró sobre ese mismo presbítero, el cual ahora llena de fe a todos las personas que integran la comunidad pastoral de esa zona de la Presa y del Chiquihuite.
Esto, reconoce el padre que ahora oficia sobre ese mismo altar, era inimaginable antes de la presencia del Papa Francisco.
"Nunca me imaginé que, con el paso del tiempo y con todo esto que ha sucedido en esta comunidad parroquial, tuviéramos esta distinción, tener este bonito recuerdo de nuestra iglesia", dijo.
EHR