Durante la temporada invernal aumenta la frecuencia de depresión, un trastorno que está relacionado con la disminución de luz solar. La depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional, afecta a entre 4 y 8 por ciento de la población general, en una proporción de cuatro mujeres por un hombre.
Por ello, la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) sugieren, entre otras cosas, tomar baños de sol por periodos de 20 a 45 minutos diarios o cuando sea posible, o a la luz de lámparas que simulen la iluminación natural.
El trastorno emocional se presenta con síntomas como cansancio sin causa aparente, apatía, desgano, pérdida de energía, irritabilidad, pensamientos negativos y derrotistas, insomnio o mucho sueño durante el día y falta o aumento del apetito.
Las personas con más posibilidades de sufrir depresión estacional son quienes tienen ya diagnosticada alguna enfermedad psicológica o trastorno bipolar, niños, adolescentes, mujeres y adultos mayores, quienes viven solas, aisladas o son inestables emocionalmente.
Para reducir el riesgo, además de la exposición a la luz solar, deben incrementar la actividad física con breves caminatas al exterior de la casa y, si se tiene la costumbre de dormir de día, que sean siestas de menos de 20 minutos, así como, alimentarse adecuadamente y evitar la ingesta de alcohol.
Este trastorno es un subtipo de depresión relacionado con los cambios de estación y el clima, que se combina con factores como el cierre de ciclo de cada año, la pérdida de un ser querido, problemas familiares o duelo.
Para el diagnóstico oportuno, especialistas del sector salud emplean protocolos de atención específica, donde pueden intervenir especialistas en psicología o psiquiatría, así como médicas y médicos de primer contacto capacitados en el tema, de esta manera se puede lograr el control de la enfermedad y que la persona se reincorpore a sus actividades cotidianas.
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