Como en otros sectores productivos de la Ciudad de México las decenas de comerciantes ambulantes de las inmediaciones de la Feria del Bosque Chapultepec viven al día y con la incertidumbre laboral derivada de las medidas sanitarias provocadas por el covid-19.
Javier Villanueva que por alrededor de 50 años oferta sus productos, se adapta a la nueva realidad: sacó su puesto del interior del parque de diversiones y hoy hace la vendimia en la vía pública.
“Estamos esperando que abran la feria, pero no sé oye nada hasta ahorita; estamos así a lo que caiga a veces vendemos 10, 20 o 30 pesos a veces vendemos máximo 100 pesos si es sábado o domingo”, lamenta.
Pero el camino aún es largo, será hasta próximo 29 de noviembre cuando se dé a conocer el nombre de la empresa ganadora de la concesión de lo que hoy se conoce como La Feria del Bosque de Chapultepec.
A sus 73 años, y siendo población de riesgo por el covid-19, todos los días sale de su casa para obtener aunque sea un mínimo ingreso. Llora al recordar su situación agravada después por el confinamiento donde no hay visitantes, no hay dinero.
“Ahora sí que andamos pidiendo prestado para trabajar. Hasta ahora las autoridades no nos han apoyado en nada. Que nos echen la mano…”, reconoce.
En noviembre pasado la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, prometió que se les daría a los comerciantes un “Seguro de Desempleo”. Pero para los vendedores de La Feria del Bosque de Chapultepec, nunca llegó.
El proceso de apertura arranca la última semana de este mes y hasta el 27 de octubre se presentarán empresas con las propuestas para operar el parque de diversiones.
Cabe destacar que el cierre de la empresa ocurrió a raíz de un accidente el pasado 13 de octubre en la Montaña Quimera que dejó como saldo dos muertos.
La Feria del Bosque de Chapultepec fue inaugurada en 1964, y es la Montaña Rusa el ícono que todo México conoce que sobre sale de los otros 56 juegos mecánicos.
Los brazos arriba y el vértigo en el estómago, son las acciones y sensaciones que recuerda Dayana de 19 años.
“Era divertido porque en las mañanas probaban los juegos más que nada la montaña rusa y nosotros nos subíamos a dar el recorrido como operadores para ver si tenía alguna falla o no funcionaba”, la ahora trabajadora.
Los juegos y la feria están abandonadas, las risas y gritos ya no llenan su espacio, hoy este espacio está en proceso de desmantelamiento.
La pareja Morales al filo de los 72 años trajo a estos juegos a hijos y nietos, la esposa no duda en calificar de “histórico” este espacio. “Nosotros venimos con nuestros hijos fueron seis y aquí nos divertimos bastante, vivíamos cerca y realmente no era caro”.
Su esposo Ulises, recuerda estar arriba de la montaña rusa “levantábamos las manos cuando venían las bajadas, siempre, siempre, hacíamos lo mismo y también a los hijos les enseñe igual”.
Diversos entrevistados por MILENIO, guardan un recuerdo en su memoria de esa Feria que va en retirada.
“Pues sí realmente da un poco de tristeza, incluso trajimos también a los nietos. Sí tenemos bastantes buenos recuerdos de esta feria”.
Tanto Ulises, como Alejandro Neri recuerdan por separado las fallas que tenían algunos juegos. Para el primero, éstas las observó en la montaña rusa. La última vez que se subió a ella “salí con un dolor de espaldas tremendo, porque ya las uniones eran golpeteo, golpeteo”.
El segundo, recuerda “había juegos donde los cinturones estaban viejos o cuarteados y si uno los reportaba, nunca tenían nada para sustituirlos. Los de mantenimiento, decían que pedían nuevas piezas y nunca llegaban”.
Para los entrevistados, la montaña rusa es sin duda el juego más emblemático de ese espacio. El icono, lo califica uno de ellos.
Daniel Alarcón, también fue, primero visitante y después trabajador del parque.
“Yo creo que sí se la va a extrañar mucho a este parque. Recuerdo que de chiquito venía con mi familia y como que veía mucha felicidad en ellos es algo nostálgico de mi familia en lo personal”.
ledz